Corría el año de 1682 cuando unos mercaderes encontraron en la villa del Mar del Sur salvadoreño una caja abandonada; tan bien sellada que no pudieron abrirla con sus herramientas. Seguros de que contenía algún objeto valioso, se trasladaron a la ciudad de San Miguel, donde había más posibilidades de abrirla. Ataron la caja a lomo de burra y emprendieron el largo y peligroso camino hasta llegar a la ciudad el 21 de noviembre. Con la intención de asegurar la propiedad del posible tesoro, se dirigieron primero a las autoridades del lugar para dar cuenta del hallazgo; cuando al pasar por delante de la iglesia parroquial, hoy Catedral, la burra se echó en tierra decidida a no moverse de ahí. Sin esfuerzo alguno lograron abrir la caja que contenía una hermosa imagen de Nuestra Señora con el Niño en los brazos.
Se cuenta que al arribar la imagen había una cruenta lucha entre los habitantes de la región y al correr la voz del maravilloso hallazgo, todos depusieron las armas e inmediatamente cesaron las hostilidades. Por esto dieron a la imagen el hermoso título de Nuestra Señora de la Paz, cuya fiesta litúrgica se celebra el 21 de noviembre, en recuerdo de su llegada a la ciudad de San Miguel.
Fuente: Clerus.org
No conocía la historia, muchas gracias por dárnosla a conocer.