Hoy el despertar fue temprano y después de un desayuno abundante y variado, partimos para La Uruca, periferia de San José para cantar en la misa de la parroquia de Santa Catalina de Alejandría.
Después de la santa Misa, doña Violeta, dedicada cooperadora de los Heraldos nos invitó a todos para un riquísimo almuerzo en que nos acompañó también el párroco, padre Ernesto.
Por la tarde fuimos a Morabia a las tiendas de artesanías para comprar los recuerdos. Llegando a la sede nos esperaba un refrigerio y después de rezar el Rosario en la capilla, tuvimos una plática de formación.
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