Noche de Paz
Cuenta la tradición que esta famosa canción nació del corazón de dos hombres. Uno de ellos fue el padre Joseph Mohr, a quien podemos imaginar en el pequeño poblado austríaco de Obendfort, en el año 1818, preparando su sermón para la misa del Gallo. He aquí que, en cuanto se encontraba inmerso en la lectura de la Sagradas Escrituras, prestando toda su atención sobre ellas, tocó a la puerta una campesina pidiendo que bendiga el bebé recién nacido de un leñador.
El sacerdote acompañó a la buena mujer hasta la humilde cabaña. Bañado por una débil luz y calentado por una estufa de leña, un lecho simple acogía a la joven madre con el recién nacido que dulce y serenamente dormía en sus brazos, esperando a ser bendecido.
¡Cuánta paz! ¡Cuánta inocencia! ¡Cuánta presencia de lo sobrenatural había en esa sencilla escena!
Al regreso, un poema brotó con extrema facilidad de su pluma describiendo los sentimientos que llenaron su alma en la pobre cabaña. Estaba escrito el “Stille Nagth”, que conocemos como “Noche de Paz”
En la mañana siguiente, el padre Morh buscó a su amigo, Franz Gruber, profesor de música, y le mostró las líneas que había escrito. Gruber se encantó con la poesía y enseguida compuso una melodía para las mismas. Y desde entonces fue siendo difundida, poco a poco, por el mundo entero y traducida en incontables idiomas.
Dejemos que los acordes del Noche de Paz nos transporten místicamente hasta la gruta de Belén, donde Dios se hizo Hombre en una Noche de Paz.
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