Viendo la necesidad de ampliar nuestro trabajo de formar en valores a la juventud y a las familias de nuestro país, se ha organizado una Cena de Beneficencia, en conjunto con la Fundación El Porvenir de El Salvador, con el fin de recaudar fondos para construir una Casa de Formación de Jóvenes y un centro de espiritualidad en honor a la Virgen de Fátima. Este evento llamado “Noche con María” tuvo lugar el día miércoles 28 de Mayo del presente en el Hotel Crowne Plaza. y constó de una meditación, seguido de un recital musical, luego un video explicativo de nuestro proyecto y finalmente la cena.
Archivo del Autor: elsalvador
Consagración a Jesucristo por las manos de María
En la Fiesta de María Auxiliadora, en la Casa de los Heraldos del Evangelio se vivieron momentos de mucha alegría y unción ya que un grupo de amigos y papás de jóvenes que frecuentan las actividades de los Heraldos del Evangelio, se han consagrado a Jesús por las manos de María, según el conocidísimo método de San Luis María Grignon de Monfort. En la solemne Eucaristía, celebrada por el P. Michael Carlson EP, tuvo lugar dicha consagración.
Después de un profundo estudio del Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, de San Luis, y de haber cumplido con las prescripciones de las oraciones y meditaciones durante los 33 días de preparación, se escogió esta fecha mariana para realizar la tan esperada consagración y con esto servir a Dios de una manera más perfecta, es decir, haciéndose todo dependientes de Aquella que es la Medianera de todas las Gracias.
Aniversario de la Primera Aparición de Nuestra Señora de Fátima
En la Parroquia Corazón de María, de los Padres Claretianos, se celebraba, el pasado 13 de mayo, la Fiesta de Nuestra Señora de Fátima ante un gran número de fervorosos fieles.
Pasadas las 5 de la tarde, hacía su entrada solemne la imagen del Inmaculado Corazón de María, en andas, al son de las trompetas anunciaban melodiosamente la relevancia del evento.
La Santa Misa fue celebrada por el Nuncio Apostólico en El Salvador, Mons. León Kalenga Badikebele y concelebrada por el párroco de Corazón de María, P. Sentre CM., el P. Fernando Gioia EP. y el Padre Michael Carlson, EP.
Después de la homilía, la imagen del Inmaculado Corazón de María, fue solemnemente coronada por el Sr. Nuncio, tras la cual los fieles irrumpieron en un caluroso aplauso.
Momentos de mucha emoción, sin duda, de tan bella ceremonia dedicada a la Virgen Santísima, fue cuando finalizada la Santa Misa, una procesión con la imagen, recorrió los pasillos de una abarrotada iglesia a la luz de cientos y cientos de velas que los fieles subían y bajaban al ritmo cadencioso de un multitudinario canto del “13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría”.
Todo el mundo quería tomarle fotos o tocarle, a una Imagen resplandeciente que nos hacía sentir la madre de todos nosotros.
Día de las Madres
El pasado domingo, 18 de mayo, se festejó, en la Casa de los Heraldos del Evangelio, el día de las madres. después de la Santa Misa, celebrada por el P. Fernando Gioia, EP. hubo una obra de teatro, sobre la interesante historia del Escapulario de la Virgen del Carmen, preparada por los jóvenes integrantes de las actividades de los fines de semana, que arrancó aplausos y lágrimas de los asistentes. Luego hubo un concierto en el cual también los jóvenes tenían preparado una pieza para las mamás.
Para finalizar, esta tarde inolvidable, hubo un animado almuerzo familiar con Bingo, en el cual todos pudieron llevarse un grato recuerdo, pero el recuerdo más grato fue, sin lugar a duda, los momentos felices pasados juntos.
Campamento Retiro Guatemala 2014
Una Vez más los jóvenes de los Heraldos del Evangelio de Costa Rica, Guatemala y El Salvador, se dieron cita para participar del 6º Campamento-Retiro en Semana Santa.
El tema del mismo fue la oración y la importancia de tener una vida de piedad bien llevada para el cumplimiento de los deberes de todo bautizado. Todas las palestras fueron ilustradas por numerosas e interesantes obras de teatros, que fueron de gran subsidio para los jóvenes asistentes. La actividad comenzó con una solemne coronación de la imagen del Inmaculado Corazón de María, pidiendo, con este acto que la Santísima Virgen sea la Reina de nuestros corazones en todos estos días de retiro. Tampoco faltó un tiempo de esparcimiento con entretenidos juegos.
Misión Mariana en la Parroquia de Los Santos Niños Inocentes
Desde el domingo 16 hasta el 30 de marzo, se ha realizado una Misión Mariana en el territorio de la Parroquia de Los Santos Niños Inocentes, de Antiguo Cuscatlán.
La Misión Mariana consiste en visitar los más diversos lugares como hogares, instituciones, hospitales, consultorios, clínicas y comercios, con la imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima.
Esta gran Misión comenzó con la Santa Misa, celebrada por el Párroco, el P. José Escobar, OCRS, el domingo 16 de marzo y fue finalizada también, como broche de oro, con la Santa Misa presidida por el Señor Nuncio Apostólico, Monseñor León Kalenga, que coronó solemnemente, en nombre de todos los fieles, la Imagen del Inmaculado Corazón de María, el domingo 30 de marzo.
De estos quince días será difícil olvidar las emociones y manifestaciones de amor hacia la Santísima Virgen por la celestial visita que ella hacía en todas partes, ya sea en viviendas, comunidades, comercios, fábricas y depósitos. Eran muy frecuentes frases como: Gracias Madre por no olvidarte de nosotros; Madre de Jesucristo te entrego a mi familia; Madre bendita Convierte a mi hijo; No sé cómo agradecerles el que hayan venido hasta este lugar… y así muchas más.
No cabe duda que Nuestro Señor y la Santísima Virgen han dejado una marca indeleble en los corazones de los que fueron agraciados por la presencia de la Imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima.
Cuaresma Tiempo de Oración
En este tiempo especial de gracias que es la Cuaresma debemos aprovechar al máximo para hacer una renovación espiritual en nuestra vida. El Apóstol San Pablo insistía: “En nombre de Cristo os rogamos: ¡reconciliaos con Dios!” (2 Cor 5, 20); “os exhortamos a que no recibáis la gracia de Dios en vano. Pues él dice: Yo te oí en el tiempo favorable y te ayudé en el día de la salvación (Is 49,8). Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.” (2 Cor 6, 1-2).
Cristo ayunó y rezó durante cuarenta días (un largo tiempo) antes de enfrentar las tentaciones del demonio en el desierto y nos enseñó a vencerlo por la oración y el ayuno. De la misma forma la Iglesia quiere enseñarnos cómo vencer las tentaciones de hoy. De ahí surgió la Cuaresma.
El Miércoles de Ceniza, cuando ella comienza, los sacerdotes colocan un poquito de cenizas sobre la cabeza de los fieles en la Misa. El sentido de este gesto es el de recordar que un día la vida termina en este mundo, “volvemos al polvo” que las cenizas recuerdan. Por causa del pecado, Dios dijo a Adán: “Eres polvo, y al polvo tú has de volver”. (Génesis 2, 19).
Este sacramental de la Iglesia nos recuerda que estamos de paso por este mundo, y que la vida de verdad, sin fin, comienza después de la muerte; y que, por tanto, debemos vivir en función de eso. Las cenizas humildemente nos recuerdan que después de la muerte prestaremos cuentas de todos nuestros actos, y de todas las gracias que recibimos de Dios en esta vida, comenzando por la propia vida, del tiempo, de la salud, de los bienes, etc.
Esos cuarenta días, deben ser un tiempo fuerte de meditación, oración, ayuno, limosna (“remedios contra el pecado”). Es tiempo para meditar profundamente la Biblia, especialmente los Evangelios, la vida de los Santos, vivir un poco de mortificación (cortar un dulce, dejar la bebida, cigarrillo, paseos, asados, la TV, alguna diversión, etc.) con la intención de fortalecer el espíritu para que pueda vencer las debilidades de la carne.
En la Oración de la Misa de Cenizas la Iglesia reza: “Concedednos oh Dios todopoderoso, iniciar con este día de ayuno el tiempo de la Cuaresma para que la penitencia nos fortalezca contra el espíritu del Mal”.
Sabemos cómo debemos vivir, pero no tenemos fuerza espiritual para eso. La mortificación fortalece el espíritu. No es la valorización del sacrificio por él mismo, y de manera masoquista, mas por el fruto de conversión y fortalecimiento espiritual que él trae; es un medio, no un fin.
Cuaresma es un tiempo de “rever la vida” y abandonar el pecado (orgullo, vanidad, arrogancia, prepotencia, ganancia, pornografía, sexismo, gula, ira, envidia, pereza, mentira, etc.). En fin, vivir lo que Jesús recomendó: “Vigilad y orad, porque el espíritu es fuerte pero la carne es débil”.
Aunque este sea un tiempo de oración y penitencia más profundas, no debe ser un tiempo de tristeza, al contrario, pues el alma se vuelve más leve y feliz. El placer es satisfacción del cuerpo, pero la alegría es la satisfacción del alma.
San Agustín decía que “el pecador no soporta ni a sí mismo”, y que “tus pecados son tu tristeza; deja que la santidad sea a tu alegría”. La verdadera alegría brota a causa de la virtud, de la gracia; entonces, la Cuaresma nos trae un tiempo de paz, alegría y felicidad, porque llegamos más cerca de Dios.
Una buena confesión
Para eso podemos hacer una Confesión bien hecha; el medio más eficaz para librarse del pecado. Jesús instituyó la Confesión en su primera aparición a los discípulos, en el mismo domingo de la Resurrección (Jn 20,22) diciéndoles: “a quien ustedes perdonen los pecados, los pecados estarán perdonados”. No hay gracia mayor que ser perdonado por Dios, estar libre de las miserias del alma y estar en paz con la consciencia.
Jesús quiso que nos confesemos con el Sacerdote de la Iglesia, su ministro, porque él también es débil y humano, y puede comprendernos, orientarnos y perdonarnos por la autoridad de Dios. Especialmente a aquellos que hace mucho no se confiesan, tienen en la Cuaresma una gracia especial de Dios para aproximarse al Confesor y entregar a Cristo en él representado, sus miserias.
Una práctica muy saludable que la Iglesia nos recomienda durante la Cuaresma, una vez por semana, es hacer el ejercicio del Via Crucis, en la iglesia, recordando y meditando la Pasión de Cristo y todo su sufrimiento para salvarnos. Esto aumenta en nosotros el amor a Jesús y a los otros.
No podemos olvidar también que la Santa Misa es la práctica de piedad más importante de la fe católica, y que de ella debemos participar, si posible, todos los días de la Cuaresma. En la Misa estamos delante del Calvario, el mismo y único Calvario. Sí, no es la repetición del Calvario, ni apenas su “recuerdo”, mas su “presentación”; es la actualización del Sacrificio único de Jesús.
La Iglesia nos recuerda que todas las veces que participamos bien de la Misa, “se torna presente nuestra redención”.
Así podemos vivir bien la Cuaresma y participar bien de la Pascua del Señor, enriqueciendo nuestra alma con sus gracias extraordinarias; pudiendo ser mejor y vivir mejor.
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La Cátedra de San Pedro
La Cátedra de San Pedro Centro de la unidad y santidad de la Iglesia
Bien pobre era aquel extranjero que Roma vio llegar, en el reinado de Claudio, pro la Vía Apia. Respondía su nombre al de Pedro, vestía un manto simple y se apoyaba en un bastón de peregrino. Sin embargo, sus sucesores, tres siglos más tarde, ascendían al más alto trono de la Tierra. Frágiles también eran aquellos varones que, en estos veinte siglos, ocuparon la Cátedra de Pedro. Muchos fueron martirizados, otros presos o exiliados. El hombre puede morir, pero el Papa sobrevive. Aún hoy-y así será siempre- las multitudes lo buscan sin cesar. ¿Buscan ellos oro, poder, influencia? No. Se sentirán felices si consiguen verlo a distancia, en la Plaza de San Pedro, o, quizá, recibir de él una bendición o una mirada. En la persona de Pedro es a Jesús que buscan.
Milagro de la verdad infalible en la inconstancia del hombre
En el Papado, el hombre inconstante, sujeto al error, asumido por el Espíritu Santo, sirve de instrumento a la doctrina eterna. A lo largo de los siglos, en medio a todas las limitaciones de la naturaleza de los que ocupan la Cátedra de Pedro, una cosa perdurará siempre: la verdad divina. De generación en generación, los Papas portarán la luminosa antorcha de la Verdad que ninguna tempestad conseguirá apagar. “Yo rogué por ti (Pedro) a fin de que tu fe no desfallezca; y tú, por tu vez, confirma a tus hermanos” (Lc. 22, 32). Con estas palabras, el divino Salvador prometió una particular asistencia al jefe de la Iglesia, en virtud de la cual nunca faltará su fe. Con ellas aseguró a San Pedro y sus sucesores el don de la infalibilidad, es decir, ellos no pueden errar cuando enseñan ex cathedra, en materia de fe y de costumbres. Es el milagro de la verdad divina bajo las apariencias de la inconstancia humana.
Misterio de la santidad en la debilidad
En consecuencia del pecado, la naturaleza humana quedó corrompida, sus instintos la llevan la mal. Sin embargo, le hombre frágil fue escogido por Dios para, sin desfallecimiento ni interrupción, derramar sobre el mundo el inmaculado manantial de la gracia y de la virtud, la doctrina que proclama la santidad y los sacramentos que la confiere. Si, como hombre, el Papa está sujeto a debilidades no obstante jamás dejará de cumplir su misión de santificar las almas. Y las debilidades humanas señaladas por la Historia, ¿no habrán sido permitidas por la Providencia justamente para hacer sobresalir aún más que el fundamento de la infalibilidad y la inmortalidad de la Iglesia es el propio Nuestro Señor Jesucristo, y no de criaturas humanas?
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La palabra de Dios en música
En contraste con otros estilos musicales, en los cuales un compás regular y ritmado puede ser luego percibido, el gregoriano es caracterizado por su ritmo libre, pareciendo fluctuar en el aire, liberado del tiempo en un movimiento ascendente y descendente
Inmersos en la agitación del mundo actual, siempre absorbidos por la prisa, la velocidad y el ruido, tal vez no nos sea tan fácil concebir un ambiente diferente. Entretanto, invitamos al lector a parar un poco ahora, e imaginar…
Imaginar un monasterio, con un claustro austero, silencioso, acogedor y elevado, por donde circulan algunos monjes, sin prisa y recogidos, dirigiéndose a una capilla iluminada apenas por la luz tamizada por unos bellos vitrales coloridos.
Estos valientes hombres, habiendo abandonado todo para el servicio de la Religión, dedican su vida al trabajo, al estudio y a la oración. Y como forma de exteriorizar el amor desbordante de sus corazones, habitados por la gracia, se unen en una sola voz para dirigirse a Dios. En unísono, entonan himnos y cánticos que llenan el templo sagrado de melodías suaves y tranquilizantes…
Ya estará nuestro lector con el estado de espíritu listo para comprender cuál es este estilo de canto y sus orígenes, para admirar la misteriosa riqueza y la elevada calidad que hicieron de él el cántico sacro por excelencia.
El canto gregoriano
El canto gregoriano es una forma de música diferente de cualquier otra ejecutada, hoy, en Occidente. Distinto de la polifonía, él es unísono y su perfección es alcanzada cuando una única voz se hace oír, incluso siendo grande el conjunto que lo entona.
En contraste con otros estilos musicales, en los cuales un compás regular y ritmado puede ser luego percibido, el canto gregoriano es caracterizado por su ritmo libre, pareciendo fluctuar en el aire, liberado del tiempo, en un movimiento ascendente y descendente que convergieron rumbo a la perfección asemejado a las olas del mar.
Mientras la música común y corriente, de modo general, está compuesta en una escala mayor o menor, dándole características distintas de tristeza o alegría, los ocho modos del gregoriano transmiten una gama más sutil de expresión, en un equilibrio perfecto, pareciendo siempre evitar los extremos emocionales dramáticos.
Estas son apenas algunas de las razones por las cuales, para oídos poco acostumbrados a él, el canto gregoriano puede dar, a primera vista, la impresión de ser monótono. Con todo, al dejarse llevar por su armonía, la persona es tocada por la fuerza singular de una forma de canto que trae consigo siglos de sabiduría y refleja generaciones de talentos religiosos que convergieron rumbo a la perfección de sus melodías – sus “inspiradas modulaciones”, 1 en la expresión del Papa Juan Pablo II.
Así, a pesar de una apariencia simple, carga dentro de sí, como observa el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, una formidable riqueza, “una potencialidad casi inagotable de generar civilizaciones y maravillas en cualquier parte del mundo. Es la fuerza de la inocencia aliada a la gracia, que transformó, por ejemplo, los pantanos y valles mefíticos de la antigua Europa en jardines salpicados de vida y de color, donde, entre matorrales y lagos lindísimos, sobresalen grandiosas abadías, imponentes castillos y majestuosas catedrales. Una Europa ‘gregorianizada’ “. 2
Poder de mover las almas
Uno de los más ilustrativos ejemplos del poder transformador de este canto lo tenemos en la conversión de los anglos. La iniciativa del Papa San Gregorio I, el Magno, de penetrar en la isla dominada por estos bárbaros fue marcada por las siguientes palabras: “la alabanza de Dios Creador debe ser cantada en aquellas tierras”. 3 Bajo su dirección, San Agustín de Canterbury entró a Gran Bretaña, en cortejo con 40 otros benedictinos, entonando las “solemnes y emocionantes melodías que les había enseñado Gregorio, su padre espiritual y padre de la música religiosa”. 4 El celestial canto de los recién llegados fue decisivo para la conversión del pueblo, en poco tiempo.
Tal episodio, uno entre tantos en el proceso de “gregorianización” de Europa Occidental, muestra que el Papa -cuyo nombre dio origen a la denominación de este estilo musical- poseía una profunda comprensión de cómo la música puede mover las almas con más eficacia de lo que consiguen las simples palabras. Aquellos cantos eran la más sobrenaturalizada de las músicas y, entretanto, fueron capaces de cautivar bárbaros y campesinos completamente ignorantes en cosas espirituales y no habituados a refinados sonidos.
Es lo que quedó registrado en la Historia: Gregorio I “compuso con gran trabajo y destreza musical los cantos que son cantados en nuestra Iglesia y por todas partes. Por este medio, él influenciaba más efectivamente los corazones de los hombres, elevándolos y animándolos; y, en verdad, el sonido de sus dulces melodías condujo no apenas hombres espirituales a la Iglesia, sino hasta incluso los rudos e insensibles”. 5
Fuente: GaudiumPress
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1 BEATO JUAN PABLO II. Lettera agli artisti, 04/04/1999, n.7.
2 CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Cântico da alma inocente. In: Dr. Plinio. São Paulo. Ano V. N.57 (Dez., 2002); p.34.
3 SAN BEDA. Historiam Ecclesiasticam Gentis Anglorum. L.II, c.1. In: Opera Historica. London: Oxford University, 1896, p.80.
4 CONDE DE MONTALEMBERT. Les moines d’Occident depuis saint Benoît jusq’à Saint Bernard. Paris: J. Lecoffre, 1866, v.III, p.363.
5 LEÓN IV. Letter to the Abbot Honoratus. Collectio Britannica, apud BÄUMER, OSB, Suitbert. Histoire du Bréviare.Paris: Letouzey et ané, 1905, t.I, p.345, nota.
Santa Inés, aquella que se mantiene pura
Siendo aún adolescente, ofreció en Roma el supremo testimonio de la fe, consagrando con el martirio el título de la castidad. Obtuvo victoria sobre su edad y sobre el tirano, suscitó una gran admiración ante el pueblo y adquirió una mayor gloria ante el Señor. Su nombre es de origen griego y significa aquella que mantiene pura. Hoy se celebra el día de su sepultura. S III/IV
Hay muy buenos documentos sobre la existencia de esta mártir que vivió a comienzos del siglo IV y que fue martirizada a los doce años, durante la feroz persecución de Diocleciano.
Alrededor de su imagen de pureza y de constancia en la fe, la leyenda ha tejido un acontecimiento que tiene el mismo origen de la historia de otras jóvenes mártires: Agata, Lucia, Cecilia, que también encuentran lugar en el Canon Romano de la Misa. Según la leyenda popular, fue el mismo hijo del prefecto de Roma el que atentó contra la pureza de Inés. Al ser rechazado, él la denunció como cristiana, y el prefecto Sinfronio la hizo exponer en una casa de mala vida por haberse negado a rendirle culto a la diosa Vesta. Pero Inés salió prodigiosamente intacta de esa difamante condena, porque el único hombre que se atrevió a acercarse a ella cayó muerto a sus pies.
No tenía edad para ser condenada, pero estaba ya madura para la victoria
ofrecemos a nuestros lectores Del tratado de san Ambrosio, obispo, sobre las vírgenes que se lee hoy en la segunda lectura del Oficio Divino.
“Celebramos hoy el nacimiento para el cielo de una virgen, imitemos su integridad; se trata también de una mártir, ofrezcamos el sacrificio. Es el día natalicio de santa Inés. Sabemos por tradición que murió mártir a los doce años de edad. Destaca en su martirio, por una parte, la crueldad que no se detuvo ni ante una edad tan tierna; por otra, la fortaleza que infunde la fe, capaz de dar testimonio en la persona de una jovencita.
¿Es que en aquel cuerpo tan pequeño cabía herida alguna? Y, con todo, aunque en ella no encontraba la espada donde descargar su golpe, fue ella capaz de vencer a la espada. Y eso que a esta edad las niñas no pueden soportar ni la severidad del rostro de sus padres, y si distraídamente se pican con una aguja, se ponen a llorar como si se tratara de una herida.
Pero ella, impávida entre las sangrientas manos del verdugo, inalterable al ser arrastrada por pesadas y chirriantes cadenas, ofrece todo su cuerpo a la espada del enfurecido soldado, ignorante aún de lo que es la muerte, pero dispuesta a sufrirla; al ser arrastrada por la fuerza al altar idolátrico, entre las llamas tendía hacia Cristo sus manos, y así, en medio de la sacrílega hoguera, significaba con esta posición el estandarte triunfal de la victoria del Señor; intentaban aherrojar su cuello y sus manos con grilletes de hierro, pero sus miembros resultaban demasiado pequeños para quedar encerrados en ellos.
¿Una nueva clase de martirio? No tenía aún edad de ser condenada, pero estaba ya madura para la victoria; la lucha se presentaba difícil, la corona fácil; lo que parecía imposible por su poca edad lo hizo posible su virtud consumada. Una recién casada no iría al tálamo nupcial con la alegría con que iba esta doncella al lugar del suplicio, con prisa y contenta de su suerte, adornada su cabeza no con rizos, sino con el mismo Cristo, coronada no de flores, sino de virtudes.
Todos lloraban, menos ella. Todos se admiraban de que con tanta generosidad entregara una vida de la que aún no había comenzado a gozar, como si ya la hubiese vivido plenamente. Todos se asombraban de que fuera ya testigo de Cristo una niña que, por su edad, no podía aún dar testimonio de sí misma. Resultó así que fue capaz de dar fe de las cosas de Dios una niña que era incapaz legalmente de dar fe de las cosas humanas, porque el Autor de la naturaleza puede hacer que sean superadas las leyes naturales.
El verdugo hizo lo posible para aterrorizarla, para atraerla con halagos, muchos desearon casarse con ella. Pero ella dijo:
«Sería una injuria para mi Esposo esperar a ver si me gusta otro; él me ha elegido primero, él me tendrá. ¿A qué esperas, verdugo, para asestar el golpe? Perezca el cuerpo que puede ser amado con unos ojos a los que yo no quiero».
Se detuvo, oró, doblegó la cerviz. Hubieras visto cómo temblaba el verdugo, como si fuese él el condenado; como temblaba su diestra al ir a dar el golpe, cómo palidecían los rostros al ver lo que le iba a suceder a la niña, mientras ella se mantenía serena. En una sola víctima tuvo lugar un doble martirio: el de la castidad y el de la fe. Permaneció virgen y obtuvo la gloria del martirio”.