Los quince primeros sacerdotes de los Heraldos del Evangelio cumplen hoy, 15 de junio, el cuarto aniversario de su ordenación, realizada por el obispo de la diócesis italiana de Avezzano, Monseñor Lucio Renna, OCD.
La celebración, en el año 2005, se llevó a cabo en la Basílica del Carmelo, de la capital paulista y contó con la presencia de numerosos obispos y sacerdotes, entre ellos el entonces arzobispo metropolitano cardenal Claudio Hummes, actualmente destinado a la curia romana.
La rama sacerdotal de los Heraldos del Evangelio fue bautizada con el significativo nombre de Virgo Flos Carmeli (Virgen Flor del Carmelo) siendo su superior general Monseñor Joao Clá Dias, EP.
En abril de este año la Asociación Virgo Flos Carmeli fue aprobada como Sociedad Apostólica de Derecho Pontificio, por decreto del Cardenal Franc Rodé, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostolica.
Actualmente la rama sacerdotal de los Heraldos cuenta con un poco más de cuarenta sacerdotes, unos 20 diáconos en tránsito y casi cincuenta seminaristas mayores.

Cientos de fieles asistieron a la parroquia Corazón de María para honrar a Nuestra Señora de Fátima en su día mas especial. Sin embargo esta amplia Iglesia fue insuficiente para albergar a todos los fieles que deseaban entrar.

La imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima entró en andas portadas por los Heraldos de Evangelio, y dirigida hasta el altar donde sería más tarde coronada por manos del Nuncio Apostólico Mons. Luigi Pezzuto, quien además presisdió la Santa Eucaristía.

 En su homilía Monseñor Luigi Pezzuto comentaba con agradable añoranza sus años de estadía en Portugal a escasos 50 minutos de Fátima y sus correos con una de los pastorcillos Sor Lucía y su devoción a la Virgen de Fátima.

La procesión por los pasillos de la Iglesia con la imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima mientras todos los fieles mantenían encendidos sus farolitos, marcó un momento de recogimiento y emoción visible en los rostros de muchos devotos. Terminados los actos, los fieles se acercaron a la Imagen a rezarle, fotografiarla,tocarla y recibir recuerdos de un día que queda grabado en sus corazones. Regresaron lentamente a sus hogares mientras permanecían en sus mentes los cánticos de   “ El 13 de mayo la Virgen María bajó de los Cielos a Cova de Iría , Ave , Ave , Ave María…”

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