13 de mayo 2019

El Nuncio Apostólico en El Salvador, corona la imagen pelegrina de Fátima

En la Parroquia Corazón de María, de los Padres Claretianos, se celebraba, el pasado 13 de mayo, la Fiesta de Nuestra Señora de Fátima, organizada por los Heraldos del Evangelio, ante un gran número de fervorosos fieles.

Pasadas las 5 de la tarde, hacía su entrada solemne la imagen del Inmaculado Corazón de María, al son de las trompetas, que anunciaban melodiosamente la relevancia del evento.

Después de ingresada la imagen fue coronada, con toda solemnidad, por el Nuncio Apostólico en El Salvador, Mons. Gangemi Rocco Santo.

La Santa Misa fue presidida por el Nuncio Apostólico en El Salvador, y concelebrada por  el párroco de Corazón de María, P. Sentre CM., el P. Fernando Gioia Ep., superior de los Heraldos del Evangelio y por el P. Edgardo Reyes, párrco de la Inmaculada Concepción, Ciudad Arce.

Momentos de mucha emoción, sin duda, de tan bella ceremonia dedicada a la Virgen Santísima, fue la procesión con la imagen que recorrió los pasillos de una abarrotada iglesia a la luz de cientos y cientos de velas al ritmo cadencioso del “Ave de Fátima”.

Poco mas de cien años de las apariciones de la Virgen en una pequeña aldea de Portugal, todavía se escuchan las palabras llenas de esperanzas dichas por ella: “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará”.

Santa María Goretti,un ejemplo parala Iglesia y para el mundo

Cuando la impudicia ya iba haciendolos estragos por el mundo, Dios hizo de unaniña de once años una heroína de la mujerpureza. El Dr. Plinio demuestra lo que el ejemplode ella significa para nosotros.

El contraste entre los acontecimientos dolorosos en el terreno de la pureza, ocurridos en nuestros días, de un lado y, por otro, el ejemplo dado por Santa María Goretti es tan flagrante que no podemos dejar de hacer un comentario sobre el tema. Basta recordar que mientras la Iglesia venera en el día de hoy una santa la cual, aún en la infancia, fue víctima de un atentado brutal, bárbaro, bestial, y sacrificó su vida por amor a la pureza, se introducen actualmente costumbres escandalosos, obscenos a tal punto que no conviene
se mencionan en nuestro ambiente. La degradación moral no se detiene, excepto cuando ya haya destruido todo lo que tiende a destruir. Y el último paso será el nudismo más anarquista y completo. Debemos dar gloria a la Iglesia que continúa, en medio a la decadencia general, a presentar a los hombres un modelo contrario a aquello para lo cual el mundo contemporáneo camina.
De manera que eso es para nosotros una fuente de alegría, de consuelo, una inspiración para la lucha en defensa de estos valores, por mayor que sea la desolación reinante en ciertos medios al respecto. Santa María Goretti se nos presenta como una incitación al celo de la Iglesia por la pureza, al valor de esa virtud que siempre ha inculcado. De tal manera que más vale la pena a la persona sacrificar su vida que perder su castidad. Necesitamos comprender que fue sobrenatural la virtud de nuestra santa, y toda la desolación del mundo de hoy puede ser dominada y transformada en motivo de alegría, por la acción de la gracia divina. Así, no podemos desanimar en la lucha.

La introducción de la religión católica entrelos romanos restableció la virtud de lapureza, y la elevó a un grado hasta entonces desconocido por el mundo antiguo.

Recordemos que la pureza se ha restablecido y elevado a un grado hasta entonces desconocido en el mundo antiguo, por la introducción de la religión católica entre los romanos. Esta continúa siempre la misma y la preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, presente en la Eucaristía, puede ser llamado en nuestros días, como lo era en el pasado, el vino que engendra vírgenes. Por lo tanto, poseemos entre nosotros la levadura de todas las victorias y la causa de todos los éxitos. Basta tener fe, piedad, de saber rezar, hacer penitencia y reparación por los pecadores, que conseguiremos vencer esa ola inmensa de impiedad.

No se puede construirseriamente la civilización Cristiana, sin que, entre otras virtudes, la de lacastidad esté en la base

Me gustaría acentuar un punto. En toda esta cuestión social de que tanto se habla hoy en día, el problema de la pureza ocupa un lugar preponderante. No puede haber verdadero orden social sin auténtico orden familiar; y esta no existe sin la virtud cuyo nombre llena los hombres de respeto humano. Esta virtud necesita ser conocida, admirada y practicada por los católicos hasta la última perfección. Sobre ella poco se oye hablar: es la virtud de la castidad según el estado de la persona, o la castidad perfecta, o la matrimonial. Dos formas santas de virtud, que necesitan ser adoptadas y defendidas. El orden político y social se raja  inevitablemente en los lugares donde la pureza no es observada. No se puede construir seriamente la civilización cristiana sin que, entre otra virtudes, la de la castidad esté en la base. De esta virtud Santa María Goretti nos dio bellísimo ejemplo.

Hay un principio de Paul Bourget, muy cierto, que es el siguiente: cuando la persona no actúa de acuerdo con sus ideas, acaba pensando de acuerdo con sus actos. Nuestra sociedad, antes incluso de adoptar las ideas anárquicas, va lamentablemente caminando hacia ellas por medio de las costumbres anárquicas.

Una palabra sobre el hombre que la asesinó

Condenado a la prisión, reconoció en toda extensión el mal por él practicado y se convirtió en un prisionero para modelar. Después de cumplir la pena, fue recibido como humilde hermano  laico capuchino, y solicitó a la madre de Santa María Goretti que lo atendiera, pues quería pedirle perdón. Esta lo perdonó y luego ambos combinaron comulgar lado a lado en un día marcado, en una determinada iglesia. Vemos aquí un ejemplo de contrición verdadera, en un mundo donde ésta es cada vez menos conocida: una cabeza que se humilla, un pecho en el que se golpea reconociendo haber pecado, diciendo mea culpa.

Estos hechos nos ayudan a comprender que Santa María Goretti es nuestra patrona, para preservar en la virtud de la pureza; y, si tenemos la desgracia de alejarnos de ese camino, para reconducirnos a una verdadera penitencia y sincera conversión.

Es altamente oportuno pedir su ayuda el día de su fiesta. Si ella llegó a perdonar, por esa forma sublime, a su asesino y consiguió para un hombre tan depravado una forma tan alta de virtud, que se convirtió en un religioso; quién puede más, puede el menos. Entendemos así cuánta confianza podemos depositar en su intercesión.

(Extraído de conferencia del 6/7/1965).

El Reino de María: la gran profecía de Fátima

Cuenta una antigua leyenda que el cisne blanco era mudo, pero que justo antes de morir emitía un bello canto. Y con él, relucían todas las bellezas que había reflejado en el agua y la hermosura que ésta le había prestado a lo largo de su existencia. Es bien sabido, desde tiempos remotos, que tal leyenda, aun siendo poética, no coincide con la realidad. Sin embargo, hizo su camino a través de los tiempos, como metáfora, para significar el final de algo que termina coronado con el éxito. Como se suele decir, simboliza un «cierre con llave de oro». En cierto modo, el Reino de María será como el «canto del cisne» de la humanidad. De hecho, podemos considerar el Reino de María como el ápice de la Historia, cuando la preciosísima Sangre de Cristo, derramada por nuestra redención, producirá sus mejores frutos.

San Luis María Grignion de Montfort y el Reino de María

San Luis María Grignon de Montfort

Pero ¿por qué un Reino de Nuestra Señora? Porque «Jesucristo vino al mundo por medio de la Santísima Virgen, y por Ella debe también reinar en el mundo», enseña el gran mariólogo San Luis María Grignion de Montfort, en su Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen.
Con todo, uno podría preguntarse: si el mismo Jesucristo le dijo a Pilato que su Reino no era de este mundo (cf. Jn 18, 36), ¿cómo explicar un reinado suyo por medio de su Madre Santísima aquí en la tierra? ¿No se referirá San Luis Grignion al reinado de la Virgen en la eternidad, al final de todos los siglos? ¿O a su título de Reina de Cielo y tierra, que recibió cuando subió a los cielos y fue coronada por la Santísima Trinidad? No. Lo que San Luis Grignion afirma, cuando habla de un reinado temporal de María, es que Ella será, de hecho, la Reina de los hombres y ejercerá un gobierno efectivo sobre la humanidad. Cuando llegue ese tiempo, «respirarán las almas a María, como los cuerpos respiran el aire». Será una nueva era histórica en quela gracia habitará en el corazón de la mayoría de los hombres, que serán dóciles a la acción del Espíritu Santo a través de la devoción a María: «Se verán cosas maravillosas en este lugar de miseria, en donde el Espíritu Santo, hallando a su Esposa como reproducida en las almas, llegará a ellas con la abundancia de sus dones y las llenará de ellos, pero especialmente del don de su sabiduría, para obrar maravillas de la gracia». Será un tiempo feliz, un «siglo de María en que muchas almas escogidas y obtenidas del Altísimo por medio de María, perdiéndose ellas mismas en el abismo de su interior, se transformarán en copias vivas de María para amar y glorificar a Jesucristo».
Sin embargo, ¿cómo se va a realizar todo esto en nuestro mundo, que vemos en un estado tan lamentable? Es que nos resulta difícil imaginar una época en la que reine entre
los hombres la virtud y la aspiración a la santidad…
Pero San Luis Grignion es el que nos explica, en una de las oraciones más admirables que haya sido compuesta por alguien, su Oración Abrasada, cómo será esta maravilla: «El Reino especial de Dios Padre duró hasta el diluvio y terminó por un diluvio de agua; el Reino de Jesucristo terminó por un diluvio de sangre; pero vuestro Reino, Espíritu del Padre y del Hijo, continúa actualmente y se terminará por un diluvio de fuego, de amor y de justicia». Caerá sobre la tierra una lluvia del fuego abrasador del Espíritu Santo que transformará las almas, como ocurrió con los Apóstoles (cf. Hch 2, 3), que estaban reunidos en el Cenáculo con María Santísima después de la Ascensión de Jesús (cf. Hch 1, 14), en los comienzos de la Iglesia naciente. De medrosos y cobardes durante la Pasión de Nuestro Señor, se convirtieron en héroes de la fe, sin miedo y dispuestos a todo, para ir por todo el mundo y predicar «el Evangelio a toda la Creación» (Mc 16, 15). Por lo tanto, podemos decir con San Luis Grignion que la vida de la Iglesia es un Pentecostés prolongado, en que el Reino del Espíritu Santo se suma al Reino de Cristo, igual que éste se sumó al Reino de Dios Padre. Y en este Reino predicho por él, la sociedad temporal crecerá tanto en dignidad que los hombres, aunque vivan en esta tierra de exilio, serán semejantes a los habitantes del Cielo.

María: Reina en el sentido más excelso

La realidad de los hechos nos demuestra que la sociedad moderna es como un edificio en ruinas, especialmente si se compara con la época en que «la filosofía del Evangelio gobernaba los Estados», según palabras de León XIII en su encíclica Immortale Dei. No obstante, lo cierto es que la restauración de estas ruinas será gloriosa, porque el Reino de María será la plenitud del Reino de Nuestro Señor Jesucristo, ya que la devoción a Nuestra Señora es la devoción, la misericordia y el amor de Nuestro Señor elevados hasta la más alta perfección.
Pero no será tan sólo un periodo en que la filosofía del Evangelio gobernará a los pueblos; yendo aún más lejos, será la edificación de la Ciudad de Dios descrita por San Agustín, en la que la cultura, la civilización, el Estado y la familia, en fin, todos los elementos que constituyen la vida en este mundo vivirán del amor a Dios.

San Bernardo dice, con toda hermosura, que Nuestra Señora, por ser «la Reina del Cielo, es misericordiosa. Y, sobre todo, es la Madre del Hijo único de Dios. Esto es lo que nos convence de que su poder y ternura son ilimitados; ¿y vamos a poner en duda el honor que el Hijo de Dios tributa a su Madre?» Así, esta nueva era histórica se llamará, con toda propiedad, Reino de María, precisamente porque las gracias que recibirá la Iglesia vendrán por medio de Aquella que es la Medianera de todas las gracias. Y será realmente necesario que la devoción a Nuestra Señora sea plena, como lo dijo en Fátima,que ésa es la voluntad de Dios, para que llegue el triunfo de su Inmaculado Corazón. Ahora bien, cuando la devoción a Ella es plena, es porque Ella está reinando y es Reina en el sentido más excelso; por lo tanto, es el Reino de María. En consecuencia, el Reino de María será la gloria de Dios, la de su Madre Santísima y la de la Santa Iglesia Católica; a decir verdad, será un esplendor tal de la luz de la virtud que sobrepujará todo el dominio que han tenido las tinieblas de esta época en que vivimos: «Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia» (Rom 5, 20). Ese Reino conllevará una reparación de todo el mal practicado en el pasado, y especialmente en nuestros días, realizando, por fin, la voluntad de Dios en la tierra como en el Cielo.

Plenitud y perfección de la Iglesia

En el Mensaje de Fátima se deja claro que la venida del Reino de María es irreversible. Pero no sólo eso: el reinado de la Santísima Virgen traerá consigo una nueva plenitud y perfección para la Iglesia, porque al castigo seguirá la misericordia: el Reino de María vendrá por un acto de clemencia de la Virgen, puesto que la afirmación «mi Inmaculado Corazón triunfará» significa que triunfarán la misericordia y la bondad de Nuestra Señora. Después de obtener para el mundo un castigo regenerador, Ella lo va a colmar de dones. Así, el Reino de María será una gran reconciliación, que es indispensable para que la Iglesia alcance la perfección a la que es llamada. Habría sido contrario a los planes de la Providencia que Nuestro Señor no alcanzara la plenitud de su desarrollo físico, moral e intelectual, en su humanidad santísima, antes de la muerte en Cruz, porque Él no podría haber venido al mundoy quedarse incompleto en algo, sin llegar a su perfección, en la forma como se dio.
Basándonos en el principio de que todo lo que se refiere a Nuestro Señor puede y debe ser aplicado a su Cuerpo Místico, tampoco sería algo según los planes de la Providencia que el mundo terminase sin que la Iglesia alcanzara la perfección a la que está llamada. Sin embargo, en el pasado, en ninguna época histórica después de Cristo, llegó a su auge de perfección; por lo tanto, esa perfección todavía está por llegar y nada la podrá frenar.
Por esta razón, el deseo del advenimiento del Reino de María debe estar presente en el alma de todo católico, como un soplo de la gracia, una certeza colocada en el alma por la acción del Espíritu Santo, pues el que pierde esta esperanza es como si dejara que el amor de Dios saliera de su corazón.

Inexorable ley de la Historia: el bien resurge a partir de un pequeño resto de fieles

Dios separó a un resto: a Noé y a su familia

De este modo, teniendo en cuenta todo lo que se ha analizado en esta obra, nadie puede negar que el mundo está en una crisis sin precedentes, denunciada por la propia Madre de Dios en Fátima. Esta crisis, cuyo ámbito de acción es el propio hombre, ya sea en el ámbito moral, religioso o social, tiende a avanzar hacia un trágico final. Frente a un cuadro tan dramático, estaríamos tentados a pensar que no hay ninguna solución para el problema, si no nos acordáramos de la afirmación del Apóstol: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Flp 4, 13).
En este sentido, si nos fijamos en la trama de la Historia, vemos que, en muchísimas ocasiones, el número de los fieles se queda reducido a un resto que, fortalecido por la gracia, enarbola la bandera de la verdad y la ortodoxia. Esto se puede comprobar incluso en las Sagradas Escrituras, donde se revelan muchas circunstancias en las que Dios hace resurgir el bien a partir de un puñado de justos. De hecho, se conoce el nombre misterioso que Isaías le pone a su primer hijo; a decirverdad, es un nombre de carácter profético: «Sear-Yasub» (7, 3), que significa un resto volverá.
Sería como si Dios tuviese el plan de guiar a la humanidad hacia una determinada dirección; pero, como ésta prevarica, traza un plan nuevo, escogiendo a unos pocos fieles que quedan para ser sus instrumentos y, a partir de ahí, hace surgir algo mejor todavía. Si analizamos la Historia Sagrada, vemos que después de la caída de Adán y su consiguiente expulsión del Paraíso, hubo tales pecados entre los hombres que se hizo necesario un castigo divino para destruirlo todo: el Diluvio. Sin embargo, Dios separó a un resto: a Noé y a su familia. Y, al concluir una alianza con él, la tierra es repoblada otra vez.
La prevaricación de los hombres en la construcción de la Torre de Babel fue algo a la manera de un segundo pecado original. Por eso sobrevino otro castigo divino: la dispersión de los pueblos y la confusión de las lenguas. Una vez más, Dios llama a un justo, Abraham, para que sea el padre de un pueblo que Él mismo elige para sí, y establece con él una nueva alian-za con la que inaugura una era patriarcal entre sus elegidos. Estos episodios confieren a la Historia una belleza particular. Y el proceso vuelve a comenzar con una maravilla superior: la promesa del Mesías, que nacería de ese pueblo, de una Virgen que concebiría y daría a luz al Hijo de Dios (cf. Is 7, 14).
No obstante, el pueblo elegido y amado por el Altísimo viola muchas y muchas veces la alianza, se rebela contra su Creador y va hundiéndose en continua decadencia hasta «la plenitud del tiempo» (Gál 4, 4), cuando se da el nacimiento del Mesías. Sí, el Mesías que sería entregado para morir por su propio pueblo con una «muerte de cruz» (Flp 2, 8).
Otra vez parece que el plan divino no se realiza, puesto que Dios aplica su justicia y dispersa al pueblo hebreo, pero se sirve de un resto de fieles de este amado Israel para fundar su Iglesia y extender el buen olor del Evangelio por toda la faz de la tierra, lográndose así una nueva victoria divina. Sin embargo, con la decadencia de la Edad Media, los buenos fueron debilitándose, a pesar de algunos intentos de resurgimiento, y llegamos a nuestros días en medio de una aparente derrota del bien.

El mejor vino llega al final

Así, si Dios realizó cosas tan extraordinarias en el pasado, seguro que también las hará en el futuro, y cosas aún mayores. Haciendo una interpretación de carácter sobrenatural de toda esta perspectiva histórica, podemos afirmar que, después de haber sido muy derrotado y muy aplastado, el bien resurgirá con nuevo vigor.
Alguien podría objetar haciendo una pregunta: ¿cómo se prueba que el Reino de María es irreversible?

… el mal tiene que llegar a su paroxismo, igual que el hijo pródigo del Evangelio…

Respondemos con la lógica de la fe: el mal tiene que llegar a su paroxismo, igual que el hijo pródigo del Evangelio, que tuvo que llegar a comer las bellotas de los cerdos (cf. Lc 15, 16) para caer en sí y volver a la casa de su padre, a la verdad de la Fe.
El mismo Evangelio nos enseña que «si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12, 24). Existe, por lo tanto, un dinamismo misterioso de la Divina Providencia, por el cual es preciso que el fruto se descomponga y muera para que la semilla sea liberada. De forma análoga, es necesario que el ciclo de la decadencia del mundo moderno llegue a su fin y se destruya a símismo, como la enfermedad, que desaparece llevando al enfermo a la muerte: enfermedad y muerte acaban juntas.
Además, fue María Santísima quien, en las Bodas de Caná, obtuvo de Nuestro Señor el milagro de la transformación del agua en vino. Y si bien es cierto que el mayordomo le dice al novio que había guardado el mejor vino hasta el final (cf. Jn 2, 9-10), bien podemos exclamar encantados, llenos de alegría y gratitud hacia Nuestro Señor: «Habéis dejado vuestras mejores gracias y vuestros mejores favores para el final de la Historia del mundo». El episodio de las Bodas de Caná, es decir, el primer signo de Jesús hecho a ruegos de María, es la expresión más clara del Reino de María. Este Reino será el vino nuevo de una nueva sociedad que surgirá. Para usar una bella metáfora del Dr. Plinio, será como «un lirio nacido en el lodo, durante la noche y bajo la tempestad», también a ruegos de Aquella que es la Reina del Cielo y de la tierra.

Cfr. CLÁ DIAS, EP, João Scognamiglio. ¡Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará! Heraldos del Evangelio Guatemala 2017 pp. 115 ss.

San José: El Cruzado de Luz

En su más reciente libro, Monseñor João Clá Dias, EP, desvenda una visión inédita del esposo de María Santísima y revela la altísima misión que le cabe en la implantación del Reino de Ella. Transcribimos aquí algunos de los trechos compuestos por el fundador de los Heraldos del Evangelio para la introducción de esta obra.

Al enviar su Hijo al mundo, el Padre bien sabía que Él estaría cercado del odio desenfrenado y mortal de los malos, como evidenciará el sangriento episodio del martirio de los Santos Inocentes ordenado por Herodes. Entretanto, no lo hizo nacer en un inexpugnable castillo construido sobre la roca, no lo llenó de ejércitos numerosos y disciplinados, ni le concedió una compañía de guardias que lo escoltasen. ¡Las soluciones de Dios son siempre más bellas!

El pequeño Jesús ya estaba amparado por el afecto de la mejor de las madres, pero para defenderlo de tantos riesgos un solo hombre fue escogido: José, a quien el propio Padre Eterno eligió para ser, en esta tierra, el padre virginal de Jesús. Él será el brazo fuerte del Todopoderoso para custodiar y salvar de los más variados peligros al Hijo de Dios y su Madre Santísima.

Por eso, San José fue un varón dotado de altísima sabiduría, de vigor indomable y de intachable inocencia. Nadie, en toda la Historia, alió como él la más fina inteligencia a la más íntegra pureza, constituyéndose en pieza clave de la victoria del bien sobre el mal.

Alma ardiente y contemplativa, pero impregnada de cariño

El Autor, Mons. João Clá Dias, no conoce una presentación del perfil moral de San José más apropiada a introducir el lector en el estudio de la vida, las virtudes y los excepcionales dones del casto esposo de Nuestra Señora, que la descripción hecha por Plinio Corrêa de Oliveira:

Casado con Aquella que es llamada de Espejo de Justicia, padre adoptivo del León de Judá, San José debía ser un modelo de fisionomía sapiencial, de castidad y de fuerza. Un hombre firme, lleno de inteligencia y criterio, capaz de hacerse cargo del secreto de Dios. Un alma de fuego, ardiente, contemplativa, pero también impregnada de cariño.

Descendía de la más augusta dinastía que ya hubo en el mundo, esto es, la de David. […] Como príncipe, conocía también la misión de que estaba imbuido, y la cumplió de forma magnífica, contribuyendo para la preservación, defensa y glorificación terrena de Nuestro Señor Jesucristo. ¡En sus manos confiara el Padre Eterno ese tesoro, el mayor que jamás hubo y habrá en la Historia del universo! Y tales manos solo podían ser las de un auténtico jefe y dirigente, un hombre de gran prudencia y de profundo discernimiento, así como de elevado afecto, para cercar de la ternura adoradora y veneradora necesaria al hijo de Dios humanado.

Al mismo tiempo, un hombre listo para enfrentar, con perspicacia y firmeza, cualquier dificultad que se le presentase: fuesen las de índole espiritual e interior, fuesen las originadas por las persecuciones de los adversarios de Nuestro Señor. […]

Acostúmbrase apreciar y alabar, con justicia, la vocación de Godofredo de Bouillon, el victorioso guerrero que, en la Primera Cruzada, comandó las tropas católicas en la conquista de Jerusalén. ¡Es una linda proeza! Él es el cruzado por excelencia.

¡Sin embargo, mucho más que retomar el Santo Sepulcro es defender al propio Nuestro Señor Jesucristo! Y de eso San José fue gloriosamente encargado, tornándose el caballero-modelo en la protección del Rey de reyes y Señor de señores (1).

Misteriosa participación en el plan hipostático

En esta obra, Monseñor João desea presentar el genuino perfil del gran Patriarca de la Iglesia, a fin de fomentar, con todo énfasis, la auténtica devoción en relación a su extraordinaria figura.

San José fue un héroe insuperable, un verdadero Cruzado de la Luz; en síntesis, el hombre de confianza de la Santísima Trinidad. Su fuerza está profundamente ligada a su virginidad, pues la pureza íntegra es la única capaz de originar en el corazón humano las energías necesarias para enfrentar las dificultades con ánimo resoluto y total certeza de la victoria.

Sin duda, San José es el mayor Santo de la Historia, dotado con una vocación más alta que la de los Apóstoles y la de San Juan Bautista, como apuntan autores avalados (2).
Esta afirmación se apoya en el hecho de que el ministerio de San José está íntimamente unido a la Persona y misión redentora de Nuestro Señor Jesucristo, participando de modo misterioso, conforme será tratado en momento oportuno, del plan hipostático.
Tal proximidad con Dios hecho Hombre le permitió beneficiarse como nadie, después de Nuestra Señora, de los efectos de la Encarnación, habiendo sido santificado de forma superabundante por ese Niño Divino que lo llamaría de padre, aunque San José no haya concurrido para su generación natural.

Él todavía no mostró la fuerza de su brazo

Tampoco era conveniente que el escogido para ser el esposo virgen de Nuestra Señora no estuviese a la altura de la criatura más pura y más santa salida de las manos de Dios. ¿En función de eso, se puede aventar la hipótesis de que él fue santificado desde su concepción, como su Esposa?

Estas y otras consideraciones relativas al Santo Patriarca atraerán nuestra atención a lo largo de estas páginas.

De hecho, muchas verdades aún no manifestadas sobre la persona de San José deben ser proclamadas desde lo alto de los tejados, a fin de dejar patente la grandeza oculta de ese varón. Tanto más que, en esta hora de crisis y de tragedia en la cual se encuentra el mundo y la Iglesia, su figura ha de tomar un realce providencial. El casto esposo de María aparecerá en todo su esplendor, como nunca antes en la Historia, para que los fieles recurran a él como insigne defensor de los buenos.

Sí, San José ya fue proclamado Patrono de la Santa Iglesia, pero todavía no mostró a la humanidad la fuerza de su brazo. ¡Tempus faciendi! Están llegando los días en que, bajo el amparo del padre virginal de Jesús, los escogidos de Dios harán grandes proezas a fin de instaurar el Reino de Cristo sobre la tierra, Reino de paz y de pureza, Reino también, porque no decirlo, de María y de José.

(Transcrito, com pequenas adaptaciones, de: CLÁ DIAS, EP, João Scognamiglio. São José: quem o conhece? São Paulo: Lumen Sapientiæ, 2017 – in “Revista Arautos do Evangelho”, agosto/2017, n. 188, p. 32 a 33)

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1- CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. São José, esposo de Maria e pai adotivo de Jesus. In: Dr. Plinio. São Paulo. Ano II. N.12 (Mar., 1999); p.14-15; 17.
2- Cf. SUÁREZ, SJ, Francisco. Misterios de la vida de Cristo. Disp.VIII, sec.1- 2. In: Obras. Madrid: BAC, 1948, t.III, p.261-281.

Fuente: Gaudium Press

Escriben sobre los Heraldos del Evangelio

Este artículo sobre los Heraldos del Evangelio nos llegó desde Quito – Ecuador, fue escrito por el Dr. Ramiro Borja Gallegos, buen observador comenta sobre el polémico artículo del periodista italiano Andrea Tornielli.LOS HERALDOS DEL EVANGELIO

El 30 de diciembre de 1988, su Santidad Juan Pablo II, emitió la Exhortación Apostólica post-sinodal Christifideles Laici sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo. Señalando que: “Los fieles laicos han de sentirse parte viva y responsable de una nueva evangelización, de la que el mundo actual tiene una gran necesidad, llamados como están a anunciar y a vivir el Evangelio en el servicio a los valores y a las exigencias de las personas y de la sociedad.”.- “En la vida de cada fiel laico hay además momentos particularmente significativos y decisivos para discernir la llamada de Dios y para acoger la misión que Él confía.” “Esta es la tarea maravillosa y esforzada que espera a todos los fieles laicos, a todos los cristianos, sin pausa alguna: conocer cada vez más las riquezas de la fe y del Bautismo y vivirlas en creciente plenitud. El apóstol Pedro hablando del nacimiento y crecimiento como de dos etapas de la vida cristiana, nos exhorta: «Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación»”

El 22 de febrero del 2001, se funda los Heraldos del Evangelio, como una Asociación Internacional de Fieles de Derecho Pontificio y, el Santo Padre Juan Pablo II, les dijo: “Sed mensajeros del Evangelio por intercesión del Corazón Inmaculado de María”. Dicha Asociación tiene como finalidad, “el ser instrumento de santidad en la Iglesia, ayudando a sus miembros a responder generosamente al llamamiento a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, favoreciendo y alentando la más íntima unidad entre la vida práctica y la fe”.

El 14 de junio del 2017, el señor Andrea Tornielli, que tiene relación con el Vaticano, publicó en el diario italiano La Stampa un artículo denominado: “La doctrina secreta de los Heraldos”, “Plinio Correa incentiva la muerte del Papa”; documento que es repetido en Brasil en el sitio O Globo: “los Heraldos del Evangelio, es una institución conservadora de sacerdotes exorcistas, ¡”son satanistas”!- “La Folha de Sao Paulo, afirmó que: “deseaban la muerte del Papa” e, “hicieron un pacto con el diablo”.

Artículo con un título muy sugestivo, y en el desarrollo del mismo se ve y se puede dar cuenta el lector, que hay una serie de afirmaciones aberrantes, malintencionadas y con el afán exclusivo de causar daño, no es posible que se permita escribir en un medio de comunicación serio, tanta barbaridad, sin haber contrastado, sin realizar una investigación seria y sin apasionamientos.

No es posible, que un articulista que debe tener una formación amplia, ética y honesta, saque de contexto, algunas frases de una reunión realizada entre los miembros de los Heraldos del Evangelio, causando gran revuelo entre la comunidad cristiana y pretendiendo dividir a los cristianos que conocen y siguen, la magnífica obra evangelizadora de dicha Asociación.

En el mencionado artículo se habla mucho del diablo, llevándonos a pensar que, el artículo es una diablura del señor Andrea Tornielli.

El Papa Francisco, tiene que llamarle al indicado señor, para que realice las debidas rectificaciones y pida las correspondientes disculpas, con el fin de lograr la unidad de la Iglesia Católica.

Hay que tener Fe y Esperanza de que aquellos, que realizaron actos y acciones deshonestas, se arrepientan, pidan perdón a los ofendidos y piedad al Creador.

Tenemos que ser valientes ante las amenazas permanentes y apoyarnos con paciencia y con toda la fuerza, ya que al fin el Sagrado Corazón triunfará.

Ramiro Borja Gallegos

Heraldos Info

¿Cuál es la intención del Sr. Andrea Tornielli al atacar a los Heraldos del Evangelio? ¿Crear un cisma en la Iglesia?

Recientemente el Sr. Tornielli publicó un artículo polémico en el blog Vatican Insider, del diario La Stampa: «La doctrina secreta de los “Heraldos”: “Plinio Correa incentiva la muerte del Papa”»

Quien lee los artículos y libros del prestigioso vaticanista, Sr. Andrea Tornielli, puede recrearse pensando en la pintoresca imagen de un camaleón. Y es que sus publicaciones denotan una astuta capacidad para adaptarse al entorno en el que se encuentra y llevar a cabo sus actividades: supo sonreírle a Juan Pablo II, acariciar el pontificado de Benedicto XVI y, al mismo tiempo, ir poniéndolo discretamente de lado, cuando ya andaba cogido de la mano de Francisco…

Recientemente, el señor Tornielli ha publicado un polémico artículo en el blog Vatican Insider, del diario La Stampa: «La doctrina secreta de los “Heraldos”: “Plinio Correa incentiva la muerte del Papa”». Teniendo en cuenta el conocido carácter camaleónico del articulista, surgen dos preguntas en relación con esta publicación: ¿qué es lo que pretende? ¿Para qué ambiente está ya anticipando una nueva adaptación?

Es interesante notar que el autor resucita, en el artículo mencionado, denuncias antiguas, muy antiguas, contra el profesor Plinio Corrêa de Oliveira, sobre la veneración que muchos le tenían en vida, y la devoción privada a su madre, Dña. Lucilia. Ahora, Mons. João Scognamiglio Clá Dias, fundador de los Heraldos del Evangelio, es el blanco de los mismos ataques. Son acusaciones ya obsoletas, que fueron todas ellas contestadas y debidamente refutadas según los dictámenes de la más estricta doctrina católica.

Mons. João S. Clá Dias, fundador de los Heraldos del Evangelio.

Timeo hominem unius libri. Esto es precisamente lo que los lectores de la prensa católica pueden concluir actualmente viendo el grado de conocimiento que tiene el Sr. Tornielli del tema que trata en su artículo: temo al hombre de un solo libro. Y esto no queda nada bien para un articulista de su porte… Vamos a ver por qué.

En primer lugar, podríamos sugerirle al Sr. Tornielli que volviera un poco al pasado de la institución que con tanta vehemencia ataca, y prestase algo de atención en una obra publicada en 1985 –Servitudo ex Caritate– con el parecer del eminente teólogo P. Victorino Rodríguez y Rodríguez, OP. En este trabajo, que nunca fue refutado, el asunto de la Sagrada Esclavitud a Jesús por las manos de María, así como el de los vínculos espirituales entre el Prof. Plinio y sus discípulos -tema que menciona en su artículo-, fueron completamente aclarados para el pasado, para el presente y para el futuro.

¿Y por qué no leer también el libro Doña Lucilia, de 1995, que contiene un elogioso prólogo del P. Antonio Royo Marín, OP, y ha sido reeditado en colaboración con la Libreria Editrice Vaticana en 2013, también en italiano? Su lectura habría sido suficiente para entender que los fundamentos de la devoción a esta gran dama brasileña se basan en su vida, de una virtud impecable, y en la costumbre doblemente milenaria de la Santa Iglesia. Permita que le digamos, Sr. Tornielli, que puede serle conveniente una revisión de sus apuntes de cuando estudió el catecismo, puesto que antes incluso de que alguien sea canonizado, la Santa Madre Iglesia pide que sea reconocida su fama de santidad.

¿Y sobre la devoción al Dr. Plinio? Si al Sr. Tornielli le interesan datos más actualizados, le invitamos a que haga un estudio serio de una obra muy reciente, de 2016, publicada en cinco volúmenes, también por la Libreria Editrice Vaticana, con más de cien mil colecciones impresas, cuyo título es El don de la sabiduría en la mente, vida y obra de Plinio Corrêa de Oliveira. En ese trabajo está detallada la historia del origen, y la fundamentación teológica del tema, que en su artículo trata de manera tan tendenciosa.

Es verdad, sin embargo, que ante el Sr. Tornielli apareció de repente, una inusitada y gran novedad: un vídeo privado, divulgado fuera de contexto y superado por el tiempo, puesto que es de hace un año y medio. Aunque el uso del vídeo está restringido a la institución, fue obtenido ilegalmente por un hombre exaltado en su aversión a la TFP y los Heraldos -siendo él mismo un exmiembro de la TFP-, casado con una señora que es exmiembro del Opus Dei, y que ambos dedican buena parte de su tiempo a atacar a las entidades a las que pertenecían. Y a esta fuente acudió el influyente Sr. Tornielli para buscar su imparcial información…

Se trata del registro de una reunión privada de clérigos, que no implicó en cambio alguno de orientación en los Heraldos del Evangelio, ya sea en su relación con la Sagrada Jerarquía y la sociedad civil, ya sea en su labor con la inmensa cantidad de seguidores del movimiento. El objetivo de la reunión registrada fue simplemente el intercambio de impresiones sobre ciertos fenómenos preternaturales, en un ambiente familiar ameno y distendido. A pesar de ello, unas manos criminales, todavía desconocidas, decidieron maliciosa e inconsecuentemente dar a conocer su contenido a un público que, en su gran mayoría, no tiene conocimientos teológicos suficientes para formarse un juicio adecuado sobre su contenido. No fue difícil, por tanto, crear confusión en sus mentes. Por otra parte, a esas mismas manos no les interesó, por supuesto, divulgar las conclusiones de estos análisis.

Pero ¿por qué el Sr. Tornielli no buscó a los Heraldos para aclarar el asunto? Bien podríamos decir: timeo hominem unius factionis, temo al hombre de las medias verdades, al hombre parcial, al que no sabe y no quiere oír ambas partes.

¿Estará actuando el Sr. Andrea Tornielli solo? No lo sabemos…

Pero podemos afirmar, analizando el artículo del renombrado vaticanista y las circunstancias mencionadas, que está contribuyendo ciegamente a la destrucción de la tan soñada unidad que los Padres del Concilio Vaticano II quisieron llevar a cabo y que tres grandes hombres concretizaron: san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Mons. João Clá. Aquí está una manera de arrasar con la doctrina de un Concilio Ecuménico y con la dedicada labor de dos papas -uno de ellos todavía vivo entre nosotros- y un fundador, con quien, según un prefecto de la Congregación para los Religiosos, el cardenal Franc Rodé, ¡la Iglesia está en deuda!

Cui prodest? ¿Quién se beneficia de esta actitud? Ciertamente el mundo católico está desconcertado: esta vez, el tono que muestra el camaleón es tan surrealista, que, hechas las debidas ponderaciones, sigue levantando preguntas en relación con sus diferentes y nuevos tintes:

– ¿A quién representa el Sr. Andrea Tornielli?

– ¿Tiene la intención de causar un cisma en la Iglesia?

– ¿Con qué objetivo?

Por último, aclaradas las falsedades y distorsiones, le hacemos una invitación a que vuelva a un periodismo culto, serio y ético. Los Heraldos del Evangelio consagran a San José, patrono de la Iglesia, su propia defensa, con la certeza de que no van a ser desamparados por el padre virginal de Jesús y esposo castísimo de María. Sin perjuicio de los propios derechos, están dispuestos siempre a acoger con benevolencia la retractación de los calumniadores y a perdonarlos sinceramente, pues no guardan ningún resentimiento.

Autor : Gaudium Press

Solemnidad de la Epifanía del Señor

15825786_1321248877895123_4914556022238284560_nLa Epifanía es el 6 de enero, pero en algunos paises se celebra el domingo entre el 2 y el 8 de enero.

No existen razones profanas ni mundanas en el largo viaje que emprendieron los Magos. Y la confianza que mostraron, impregnada de valentía, ante un tirano con mala fama como Herodes, resulta conmovedora. Sin duda los sustentaba una especial moción del Espíritu Santo.

La fiesta de la Epifanía —también llamada Teofanía por los griegos, es decir, manifestación de Dios— ya era celebrada en Oriente antes del siglo IV. Es una de las conmemoraciones cristianas más antiguas, tanto como la Resurrección de Nuestro Señor. No debemos olvidar que la Encarnación del Verbo se hizo efectiva después de la Anunciación del Ángel; pero hasta entonces, María, Isabel, José y probablemente Zacarías eran los únicos conocedores del gran misterio realizado por el Espíritu Santo. El resto de la humanidad no se percató de lo que sucedía en el período de gestación del Hijo de Dios humanado. La Revelación de los Profetas estaba cubierta bajo cierto misterio, que sólo se despejó tras el testimonio de los Apóstoles.

Si en la Navidad, por así decir, Dios se manifiesta como Hombre, en la Epifanía ese hombre se revela como Dios. Así, en estas dos fiestas Dios quiso que el gran misterio de la Encarnación quedara al descubierto con todo su brillo, frente a judíos y gentiles, dado su carácter universal. Occidente celebraba desde un principio la Navidad el 25 de diciembre, y Oriente la Epifanía el 6 de enero. Fue la Iglesia de Antioquía, en tiempos de San Juan Crisóstomo, la que pasó a celebrar ambas fechas. La segunda festividad sólo comenzaría a ser celebrada en Occidente a partir del siglo V.
En nuestra actual fase histórica, la liturgia conmemora la Adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús. Por otro lado, todavía quedan vestigios de la antigua tradición oriental que incluía en la Epifanía, además de la Adoración de los Reyes, el milagro de las Bodas de Caná y el Bautismo del Señor en el Jordán. Hoy nuestra liturgia ya no celebra las Bodas de Caná, y el Bautismo del Señor es festejado el día domingo entre el 9 y el 13 de enero. En síntesis, podemos afirmar que la Epifanía, es decir, la manifestación del Verbo Encarnado, no puede ser considerada separadamente de la adoración que le tributaron los Reyes de Oriente. La escena implica un reconocimiento público a la Divinidad del Niño Jesús unida a su humanidad.

Podemos aprovechar esta fiesta de la Iglesia para reflexionar en las enseñanzas que nos da este pasaje evangélico:

*Los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que

tienen.

* La estrella anunció la venida de Jesús a todos los pueblos. Hoy en día, el Evangelio es lo que anuncia a todos los pueblos el mensaje de Jesús.

* Los Reyes Magos no eran judíos como José y María. Venían de otras tierras lejanas (de Oriente: Persia y Babilonia), siguiendo a la estrella que les llevaría a encontrar al Salvador del Mundo. Representan a todos los pueblos de la tierra que desde el paganismo han llegado al conocimiento del Evangelio.

* Los Reyes Magos dejaron su patria, casa, comodidades, familia, para adorar al Niño Dios. Perseveraron a pesar de las dificultades que se les presentaron. Era un camino largo, difícil, incómodo, cansado. El seguir a Dios implica sacrificio, pero cuando se trata de Dios cualquier esfuerzo y trabajo vale la pena.

* Los Reyes Magos tuvieron fe en Dios. Creyeron aunque no veían, aunque no entendían. Quizá ellos pensaban encontrar a Dios en un palacio, lleno de riquezas y no fue así, sino que lo encontraron en un pesebre y así lo adoraron y le entregaron sus regalos. Nos enseñan la importancia de estar siempre pendientes de los signos de Dios para reconocerlos.

En la vida debemos buscar a Dios sin cansarnos y ofrecerle con alegría todo lo que tenemos.

vi* Los Reyes Magos sintieron una gran alegría al ver al niño Jesús. Supieron valorar el gran amor de Dios por el hombre.

* Debemos ser estrella que conduzca a los demás hacia Dios.
Significado de la fiesta:

Antes de la llegada del Señor, los hombres vivían en tinieblas, sin esperanza. Pero el Señor ha venido, y es como si una gran luz hubiera amanecido sobre todos y la alegría y la paz, la felicidad y el amor hubieran iluminado todos los corazones. Jesús es la luz que ha venido a iluminar y transformar a todos los hombres.
Con la venida de Cristo se cumplieron las promesas hechas a Israel. En la Epifanía celebramos que Jesús vino a salvar no sólo a Israel sino a todos los pueblos.

Epifanía quiere decir “manifestación”, iluminación. Celebramos la manifestación de Dios a todos los hombres del mundo, a todas las regiones de la tierra. Jesús ha venido para revelar el amor de Dios a todos los pueblos y ser luz de todas las naciones.

En la Epifanía celebramos el amor de Dios que se revela a todos los hombres. Dios quiere la felicidad del mundo entero. Él ama a cada uno de los hombres, y ha venido a salvar a todos los hombres, sin importar su nacionalidad, su color o su raza.
Es un día de alegría y agradecimiento porque al ver la luz del Evangelio, salimos al encuentro de Jesús, lo encontramos y le rendimos nuestra adoración como los magos.

Origen de la Rosca de Reyes
Después de que los Reyes adoraron a Jesús, un ángel les avisó que no regresaran donde Herodes y ellos regresaron por otro camino. Herodes al enterarse que había nacido el Rey que todos esperaban, tuvo miedo de perder su puesto y ordenó matar a todos los niños menores de dos años entre los cuales se encontraría dicho Rey.

La Sagrada Familia huyó a Egipto y el niño Dios se salvó, otras familias escondieron a los bebés en tinajas de harina y así no fueron vistios y salvaron sus vidas. Desde entonces, los judíos comían pan ázimo el 6 de enero en el que escondían un muñeco de barro recordando este acontecimiento.

Los primeros cristianos tomaron un poco de esta tradición y la mezclaron con la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la Epifanía: cambiaron el pan ázimo por pan de harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca, endulzándolo con miel y adornándolo con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.

Para los cristianos, la forma circular de la rosca simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin. Los confites son las distracciones del mundo que nos impiden encontrar a Jesús.
El muñequito escondido dentro de la rosca, simboliza al Niño Jesús que los reyes no encontraban porque la estrella desaparecía.

Esta costumbre de los cristianos de Palestina llegó a Europa y posteriormente a América.

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Fiesta de los tres Arcángeles

En la fiesta de los tres Arcángeles, San Miguel, San Gabriel y San Rafael, ofrecemos unos comentarios de Plinio Correa de Oliveira

San Miguel

14448950_1220440467975965_7911870382948860307_nOh San Miguel Arcángel, que desenvainasteis vuestro gladio en el Cielo para vengar contra los ángeles rebeldes la gloria del Salvador y de su Madre Santísima, dadme la gracia de ser, en este auge del poder de las tinieblas, un perfecto caballero de la Caballería Angélica suscitada en nuestros días para combatir al demonio y sus agente terrenos e implantar el Reino de María.

Para esto, obtenedme la gracia de tener un espíritu profundo, serio, abnegado inebriado de fervor por la Contra Revolución, bien como desbordante de odio y desprecio para con la Revolución satánica, igualitaria y gnóstica

 

San Gabriel

Podemos tener una idea de quién es san Gabriel si consideramos el valor de la misión a la que fue incumbido por el Altísimo. Era él el Arcángel que, por su esencia, estaba la l altura de la dignidad de la misión de anunciar la Encarnación  del Verbo. Y, por lo tanto midiendo el valor de la incumbencia dada a él podemos deducir algo de su gloria, virtudes y esplendor.

photo_2016-09-29_11-11-38¿Qué decir de esta misión? Antes de más nada, es elevadísima. Es la misión llave en la Historia de la humanidad. Ese ángel fue enviado a Nuestra Señora para revelarle la llegada de la plenitud de los tiempos, el fin del reino del demonio, el aplastamiento del dominio del mal, la remisión del género humano, la abertura de las puertas del Cielo. El Ángel incumbido de pedir a Nuestra Señora su consentimiento para esto y de anunciar el misterio de la Maternidad virginal, este Ángel portó el más elevado mensaje que se pueda haber transmitido en toda la Historia.

San Rafael

Tenemos en San Rafael un intercesor celeste de alta categoría que lleva nuestras oraciones a Dios, porque es un de los siete espíritus más ele vados que asisten junto del Altísimo y, por lo tanto, son los canales naturales de las gracias que deseamos.

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                                       San Rafael, Catedral de Manresa, España

Hubo una mística que, al ser dado ver su Ángel de la Guarda, se arrodilló en adoración, pensando que se trataba del propio Dios, tan elevada, noble y excelsa era la naturaleza de aquel ser. Ahora sabemos que los ángeles de la guarda pertenecen a la jerarquía menos alta del Cielo. En comparación con esto, es inimaginable un ángel de las más altas jerarquías. ¡De qué  alegría vamos estar inundados en el Cielo cuando podamos contemplar un Arcángel como San Rafael, y todo  cuanto en él veremos de Dios!

Pidamos a él para tener esa contemplación, y que la consideración de este orden angélico ideal y realmente existen nos reanime para una esperanza del Cielo y del Reino de María, disipando toda la tristeza creciente de estos días en que los castigos previstos por Nuestra Señora en Fátima se van aproximando tan rápidamente de nosotros.

El Mensaje de Fátima: El premio y la advertencia

El Mensaje de Fátima es un verdadero divisor de aguas para las mentalidades contemporáneas. Invita a toda la Iglesia, y  al mundo, a un serio examen de conciencia.

 pastorcitosUna tranquila y luminosa mañana de domingo, el 13 de mayo de 1917, fue el momento elegido por Dios, para transmitir al mundo, por medio de la Santísima Virgen María, a tres humildes pastorcitos, un mensaje de gran trascendencia que “sigue resonando con toda su fuerza profética”, en el decir de San Juan Pablo II, invitando a la oración, a la conversión y “reparación de sus propios pecados y los de todo el mundo” (12-5-1997).

pastoresLos tres niños, Lucía de 10 años, y sus primos Francisco y Jacinta de 9 y 7 respectivamente, pastoreaban un pequeño rebaño de ovejas en un lugarejo llamado Cova da Iria, en Fátima, Portugal. El mundo asistía en esos momentos a la Primera Guerra Mundial que involucraba a numerosas naciones pero, en este alejado lugar de tan graves acontecimientos, los pastorcitos vivían su vida rutinaria.

virgen-de-fatimaDe pronto, sobre una encina, se les aparece la Madre de Dios: “era una señora toda vestida de blanco, más brillante que el sol”, en palabras de Lucía. Su semblante, agregaba, era de una belleza indescriptible, no era ni triste ni alegre, sino serio, tal vez con un aire de suave censura: “Vengo a pediros que volváis aquí durante seis meses seguidos, los días 13, a la misma hora”. Después les dijo: “rezad el rosario todos los días, para alcanzar la paz en el mundo y el fin de la guerra”.

En julio, la tercera aparición, les dice: “La guerra va a terminar. Pero, si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”. La impiedad avanzaba dominando la tierra, en 1939 comenzaba la Segunda Guerra Mundial.

En el año 2000, Juan Pablo II ordenó dar a conocer la parte de esta aparición llamada “el tercer secreto”. Era la “visión” de un “ángel con una espada de fuego en la mano izquierda… señalando la tierra con la mano derecha”, diciendo con fuerte voz: “¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!”

No cabría en un solo artículo el desarrollo completo de las apariciones, pero sí queremos resaltar aspectos que muestran su autenticidad como: la afluencia de gran número de espectadores en el momento de las apariciones, cerciorándose de que los niños no mentían; el prodigio de las transformaciones cromáticas y de los movimientos del sol; el fin de la Primera Guerra profetizado: “la guerra va a terminar”; la luz extraordinaria que iluminó los cielos de Europa antes de la segunda conflagración mundial observada en varios países: “cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida sabed que es la señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes”.

Fueron así desarrollándose las apariciones hasta el 13 de octubre cuando ocurriera el prodigio – asistido por más de 70 mil personas – del sol aproximarse vertiginosamente sobre ellos y a poco retirarse. “En octubre haré un milagro para que todos crean”, les afirmó la Virgen el mes anterior.  Todos estupefactos se miraban; era el milagro pedido por los niños para confirmar las revelaciones. Al unísono gritaba la multitud: “¡El milagro, los niños tenían razón!”. Fue el llamado: “milagro del sol”.

El Mensaje invita – en el decir del obispo de Leiría-Fátima don Antonio Marto – “a toda la Iglesia y al mundo a serio examen de consciencia”, señalando que “después de las Escrituras, es la denuncia más fuerte e impresionante del pecado del mundo” (5-2-2016).

PIOXIIAlguno preguntará: ¿y que dijeron los Papas al respecto?: Pío XI concedió una indulgencia especial a los peregrinos de Fátima. Pío XII sostenía que “ya pasó el tiempo en que se podía dudar de Fátima” y, en 1946, por medio de su Legado, el Cardenal Masella, consagró el mundo a la realeza de Nuestra Señora de Fátima. Juan XXIII, cuando Cardenal, estuvo como peregrino en el lugar de las apariciones, y en su testamento donó su cruz pectoral al Santuario de Fátima. Pablo VI fue el primer Pontífice en visitar Fátima, en el cincuentenario de las apariciones, el 13 de mayo de 1967. Juan Pablo II visitó el lugar de las apariciones tres veces, beatificando a los Pastorcitos, Francisco y Jacinta en una de ellas. En 1982, en Fátima, afirmaba que la invitación hecha por Nuestra Señora continúa “más actual incluso que hace sesenta y cinco años atrás. Y hasta más urgente”.  Benedicto XVI llegando a Portugal manifestaba, “vengo como peregrino” y señalaba que: “Se ilusionaría quien pensase que la misión profética de Fátima esté concluida” (13-5-2010). Francisco, por su lado, solicitó al Patriarca de Lisboa que consagrara su pontificado (13 de mayo del 2013).

Hablando a los pequeños pastores Nuestra Señora quiso hablar al mundo entero exhortando a los hombres a la oración, a la penitencia y a la enmienda de la vida; en vista a la situación religiosa en que se encontraba el mundo en la época de las apariciones.  Estamos a un año del centenario del magno acontecimiento. Fátima acaba siendo un verdadero divisor de almas en los días de hoy. Sobresalen cada vez más dos familias de almas: una que comprende la crisis moral que asola el mundo contemporáneo; otra que considera que los problemas del mundo contemporáneo tienen poca o ninguna relación con la inmoralidad y la impiedad.

Perplejo queda uno considerando que, en su primera aparición, la Virgen Santísima solicitaba a los pastorcitos “reparación por los pecados con que Él (Nuestro Señor) es ofendido”, es decir que los pecados del mundo habían llegado a un tal grado – ¡en 1917! – que clamaban al Cielo. Y, por otro lado, ver la desintegración moral creciendo hasta nuestros días, ante lo que reclamaba San Juan Pablo II un 8 de mayo de 1996: “Los hombres se olvidaron de Dios y de sus Mandamientos, viviendo como si Él no existiera”, hay una “apostasía silenciosa” que no nos puede dejar indiferentes.

¿Qué debemos hacer? Enfervorizarnos en la devoción al Inmaculado Corazón, en la oración y en la penitencia. Rezar el santo rosario. Pedir, llenos de esperanza, que el año que nos separa del Centenario de las apariciones apresure el triunfo prometido en su tercera aparición: “por fin, Mi Inmaculado Corazón Triunfará”.

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Fuente: La Prensa Gráfica, 18 de agosto de 2016

P. Fernando Gioia EP.

 

Un centenar de fieles se consagra a la Virgen

IMG_028515 de Agosto, Solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora, en una Santa Misa, organizada por los Heraldos del Evnagelio, en la parroquia de los Santos Niños Inocentes,  se vivieron momentos de mucha alegría y unción ya que un grupo numeroso de familias amigas de los Heraldos se han consagrado a Jesús por las manos de María, según el conocidísimo método de San Luis María Grignon de Monfort. En la solemne Eucaristía, celebrada por el P. Fernando Gioia EP, tuvo lugar dicha consagración.

 Después de un profundo estudio del Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, de San Luis, y de haber cumplido con las prescripciones de las oraciones y meditaciones durante los 33 días de preparación, se escogió esta, tan destacada, fecha mariana para realizar la tan esperada consagración y con esto servir a Dios de una manera más perfecta, es decir, haciéndose todo dependientes de Aquella que es la Medianera de todas las Gracias.