Día del Padre con los Heraldos del Evangelio

El pasado sábado 21 de junio, los papás de los jóvenes que participan de las Actividades de los Heraldos del Evangelio en El Salvador, han tenido un día especial, ya que se festejó el Día del Padre. La fiesta comenzó con la Santa Misa celebrada por el P. Michael Carlson EP., y a seguir los padres midieron sus capacidades deportivas juntos con sus hijos y han demostrado una vez más, que vale más la experiencia que las fuerzas y tanto en casa como en el campo de juegos, ellos son, al fin y al cabo los papás…

Después de las actividades deportivas, pudieron disfrutar de una muy divertida obra de teatro preparada por los chicos, con una pequeña explicación y aplicación de la misma en los días que nos toca vivir.

Para finalizar hubo un refrigerio, antes del cual, el P. Michael, entregó un recuerdo para todos los padres, consistiendo este, en un hermosa foto de San José, modelo de todos los papás.

Santa Rosa de Lima, la primera rosa del continente americano

América ha visto florecer los frutos de la santidad desde los comienzos de su evangelización. Este es el caso de Santa Rosa de Lima (1586-1617), « la primera flor de santidad en el Nuevo Mundo »… Después de ella, el santoral americano se ha ido incrementando hasta alcanzar su amplitud actual… S.S. Juan Pablo II (Ecclesia in America , n.15)

Rosa de Santa María, conocida en la Iglesia Universal como Santa Rosa de Lima, nace en la capital de Perú, el 30 de Abril de 1586 y fallece en la misma el 24 de agosto de 1617.

“Es la primera santa que antes de ser canonizada – sólo 54 años después de su muerte, en 167l- sería proclamada – cosa excepcional- patrona del Perú (1669), del Nuevo Mundo y de Filipinas (1670)”.

Ella es pues, la primera rosa que el continente americano ofrecía al Altísimo. En Lima se vivía la denominada “época dorada de la santidad”. Una constelación de santos tuvieron como escenario de vida esta ciudad: Rosa conoció a san Martín de Porres, fue confirmada en 1597 en Quives, por el segundo arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo y escuchó las predicaciones de san Francisco Solano y san Juan Masías.

Su nombre ¿Rosa o Isabel?

Nuestra santa fue bautizada con el nombre de Isabel Flores de Oliva, pero un día cuando su nana la estaba meciéndola en la cuna, la descubrió para ver si dormía y vio su rostro tan hermoso, que llamó a unas niñas para que la viesen. Su mama admirada por lo que pasaba se acercó a la bebe y la vio tan linda y hermosa, parecía que todo su rostro estaba hecha una rosa muy linda y en medio de ella veía las facciones de sus ojos, boca, nariz y orejas como si hubiese puesto su cabecita en una rosa grande de un color muy encendido.

La mamá quedó admirada de ver aquel prodigioso suceso; la tomó en las manos y contenta le dijo: “Yo te prometo, hija y alma mía, que mientras viviré, de mi boca no has de oír otro nombre sino Rosa”…

¿Laica o monja?

Santa Rosa fue laica (no fue monja de clausura como a veces se cree). Vivió en casa de sus padres como terciaria dominica (usando el hábito dominico).

¿Cómo era su vida diaria?

Vivió pues su anhelo de ser toda de Dios en la vida ordinaria. Ya en vida tuvo fama de santidad debido a su incansable labor para con los menesterosos y olvidados de Lima y a la limpieza de su alma que irradiaba en todo el que le conocía.

Si Rosa llegó a la perfección en la caridad hacia el prójimo fue porque su vida espiritual fue muy intensa: la otra mitad de su jornada estaba destinaba a la vida de piedad, llegando por gracia de Dios a las cumbres de la contemplación y unión con Dios (matrimonio espiritual) dejándonos un legado de vida espiritual. Su escala espiritual la podemos apreciar en sus escritos.

Sus penitencias, ayunos y mortificaciones continuadas aún hoy siguen asombrando al mundo pues nos preguntamos cómo una doncella tan frágil pudo tomar para si tales ofrecimientos, y nos respondemos que ella fue llevada por el encendido amor a Dios que le impulsaba a pedir perdón por sus hermanos.

Su Amor a la Virgen

Rosa fue favorecida con repetidas visitas de la Reina de los ángeles. Tan familiar fue su trato con ella que como buena madre la despertaba en la mañana para ir a la oración.

Deseaba adornar a nuestra madre ofreciéndole preciosas prendas pero realizó un regalo mayor al componer a la Madre de Dios unos “vestidos espirituales” consistentes en un ofrecimiento de decenas de rosarios, oraciones y visitas al Santísimo Sacramento y otras prácticas de piedad. El amor de Rosa bien puede decirse era originalmente delicado.

Su gloriosa muerte

Al saberse la noticia de su muerte, toda Lima se conmocionó y quería ver a la que ya aclamaban como “su santa”. Transcurrieron días sin poder sepultar el sagrado cuerpo como consecuencia de las interminables visitas de toda la población, y su cuerpo, lejos de manifestar señales de corrupción permanecía lozano y sereno como en el mismo instante de su partida al cielo.

Según consta en los archivos de su proceso de canonización, se sucedieron incontables curaciones milagrosas al sólo contacto con su bendito cuerpo o con sólo invocar su nombre. Milagros de todo tipo se sucedieron. Era la canonización anticipada.

Recién el día 4 de setiembre se pudieron realizar las honras. Al coincidir este día con el de santa rosa de Viterbo, la gente se admiró y tomó este gesto como señal divina y anticipada de su elevación a los altares.

Sobre el pozo de Santa Rosa

Se encuentra en la que fuera su hogar, hoy Santuario de nuestra santa (Centro de Lima). Esta imagen nos remite al momento en que Rosa arrojó en el pozo la llave del candado de una cadena que se puso en la cintura a modo de silicio, para hacer perpetua penitencia por los pecadores.

Poco después de fallecida, al crecer el número de milagros y gracias que la gente obtenía por su intercesión, un número cada vez más grande de personas empezó a echar cartas en dicho pozo, confiando en que su protectora recibiría la celestial correspondencia, cosa que se ha verificado con el transcurso de los siglos.

Millones de personas dan fe de las gracias, tanto espirituales como materiales que Rosa brinda, si ésta está en los planes de la Providencia divina.

Solemnidad de la Asunción de María a los Cielos

En la Solemnidad de la Asunción de la Virgen a los Cielos, queremos dar a nuestros lectores un trecho de la la Constitución Apostólica “Munificentissimus Deus” de Su Santidad Pío XII, en la cual se declara el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos en cuerpo y  alma.

44. “Por tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”.

45. Por eso, si alguno, lo que Dios no quiera, osase negar o poner en duda voluntariamente lo que por Nos ha sido definido, sepa que ha caído de la fe divina y católica.

46. Para que nuestra definición de la Asunción corporal de María Virgen al cielo sea llevada a conocimiento de la Iglesia universal, hemos querido que conste para perpetua memoria esta nuestra carta apostólica; mandando que a sus copias y ejemplares, aun impresos, firmados por la mano de cualquier notario público y adornados del sello de cualquier persona constituida en dignidad eclesiástica, se preste absolutamente por todos la misma fe que se prestaría a la presente si fuese exhibida o mostrada.

Pío XII

                                      Pío XII

47. A ninguno, pues, sea lícito infringir esta nuestra declaración, proclamación y definición u oponerse o contravenir a ella. Si alguno se atreviere a intentarlo, sepa que incurrirá en la indignación de Dios omnipotente y de sus santos apóstoles Pedro y Pablo.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el año del máximo Jubileo de mil novecientos cincuenta, el día primero del mes de noviembre, fiesta de Todos los Santos, el año duodécimo de nuestro pontificado.

Yo PÍO, Obispo de la Iglesia católica, definiéndolo así, lo hemos suscrito.

fuente: Gudium Press en el siguiente enlace: http://es.gaudiumpress.org/content/49788#ixzz2c3tbN4yc

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