El Maestro de Nuestro Fundador

El don de sabiduría en la mente, vida y Obra de Plinio Corrêa de Oliveira, Por Mons Juan Cla Dias

Plino-pequñoEl Autor de esta obra estuvo casi cuarenta años de convivio con Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, siendo en los últimos veinte años su secretario particular e inmediato colaborador. Mons. João Clá ofrece, como testigo de los hechos vividos, un prisma completo de la vida de este varón impar, que es el designio de Dios sobre él.libros  Saber más

Sublime compendio de la Creación

Ofrecemos a nuestros lectores un pequeño trecho del Pequeño Oficio de la Inmaculada, Comentado“, de autoria de Nuestro Fundador, Mons. Juan Clá Dias

Comentando el capítulo de los Proverbios (VIII,22-31) usado por la Liturgia en la celebración de la Natividad de Nuestra Señora, San Juan Eudes escribe:

“[María] estuvo presente con el Creador del universo, cuando Él asentaba los cielos, regulaba el movimiento de los astros, y cuando cercaba los abismos; cuando formaba el aire y los vientos y daba consistencia a las nubes en lo alto; cuando ponía límites al mar, para que las aguas no sobrepasasen sus confines; cuando asentaba los cimientos de la tierra.

¿Cómo se entiende esto?. ¿De qué modo esta sagrada Virgen estaba con Dios en la Creación del mundo, y de qué manera hizo todo con Él?

Estaba con Dios porque Él la llevaba siempre en su espíritu y en su corazón, y consideraba cuidadosamente todas las perfecciones naturales y sobrenaturales diferentemente repartidas entre todas las criaturas, para recogerlas un día y reunirlas todas en Aquella que había sido destinada para ser la Soberana del universo. Por esta razón, San Epifanio La llama: «Misterio del Cielo y de la tierra», porque Dios puso en esta maravillosa Virgen como en un resumen y compendio, todo lo que hay de más hermoso en el Cielo y en la tierra”.

En ese mismo sentido, el Pe. Jourdain transcribe este comentario de un piadoso autor: “Dios se confirma en la creación de los Ángeles, de los Arcángeles, de los Querubines y de los Serafines; se confirma en la creación del cielo material, de los astros, del sol, de la tierra y de las criaturas que la contienen. Creando todos esos seres, Dios prenunciaba su obra maestra por excelencia, la creación de María, que ella misma sería el preludio de la creación de la humanidad del Salvador. Todo se aplicaba a Jesús y a María, todo les representaba, todo preparaba su venida a la tierra para el rescate de los hombres y la glorificación de Dios”.

Solemnidad de la Asunción de María a los Cielos

En la Solemnidad de la Asunción de la Virgen a los Cielos, queremos dar a nuestros lectores un trecho de la la Constitución Apostólica “Munificentissimus Deus” de Su Santidad Pío XII, en la cual se declara el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos en cuerpo y  alma.

44. “Por tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”.

45. Por eso, si alguno, lo que Dios no quiera, osase negar o poner en duda voluntariamente lo que por Nos ha sido definido, sepa que ha caído de la fe divina y católica.

46. Para que nuestra definición de la Asunción corporal de María Virgen al cielo sea llevada a conocimiento de la Iglesia universal, hemos querido que conste para perpetua memoria esta nuestra carta apostólica; mandando que a sus copias y ejemplares, aun impresos, firmados por la mano de cualquier notario público y adornados del sello de cualquier persona constituida en dignidad eclesiástica, se preste absolutamente por todos la misma fe que se prestaría a la presente si fuese exhibida o mostrada.

Pío XII

                                      Pío XII

47. A ninguno, pues, sea lícito infringir esta nuestra declaración, proclamación y definición u oponerse o contravenir a ella. Si alguno se atreviere a intentarlo, sepa que incurrirá en la indignación de Dios omnipotente y de sus santos apóstoles Pedro y Pablo.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el año del máximo Jubileo de mil novecientos cincuenta, el día primero del mes de noviembre, fiesta de Todos los Santos, el año duodécimo de nuestro pontificado.

Yo PÍO, Obispo de la Iglesia católica, definiéndolo así, lo hemos suscrito.

fuente: Gudium Press en el siguiente enlace: http://es.gaudiumpress.org/content/49788#ixzz2c3tbN4yc

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Semana Santa en Guatemala 2013

Una Vez más los jóvenes de los Heraldos del Evangelio de Costa Rica, Guatemala y El Salvador, se dieron cita para participar del 5º Campamento-Retiro en Semana Santa.

El tema del mismo fueron Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. En todas las palestras fueron ilustradas por numerosas e interesantes obras de teatros, que  fueron de gran subsidio para los jóvenes asistentes. La actividad comenzó con una solemne coronación de la imagen del Inmaculado Corazón de María, pidiendo, con este acto que la Santísima Virgen sea la Reina de nuestros corazones en todos estos días de retiro.

Tampoco faltó un tiempo de esparcimiento con entretenidos juegos.

 

El amor al eslabón más débil de una cadena mística que une la Tierra con el Cielo

El primado de Pedro y su infalibilidad son las garantías de la invencibilidad de la Iglesia, de modo que se puede ver en el Papa la expresión de la unidad y verdad eclesiales. Pero, ¿la sujeción a la autoridad suprema de un hombre no representaría una humillación para todos los fieles?

A esta pregunta le da una luminosa repuesta un líder católico de proyección internacional, quien tuvo dos de sus numerosos libros elogiados por la Santa Sede: el brasileño Plinio Corrêa de Oliveira (1908-1995). El amor por su condición de súbdito del Papa, como católico, era uno de los principales rasgos de su personalidad, y no perdía una oportunidad para manifestarlo. Porque tal sumisión al Romano Pontífice, lejos de ser humillante, es motivo de elevación y alegría para todo el género humano.

Plinio Correa de Oliveira

Plinio Corrêa de Oliveira

En cierta ocasión afirmó este insigne intelectual que así como todos los relojes de la Tierra necesitan regirse por la hora solar, de la misma manera los católicos deben orientarse por otro “sol”: la infalibilidad pontificia, en la que pueden depositar toda su confianza.

De hecho, la razón humana —penetrada por el pecado original— está sujeta a todo tipo de incertidumbres y errores, de los que nacen el caos y la discordia. Por ello, concluía Plinio Corrêa de Oliveira, el Papa, infalible en virtud de la asistencia del Espíritu Santo y con el poder de jurisdicción in universo orbe, es el punto de referencia indispensable para guiar a la razón humana en función de la Fe.

Fuente: (P. Eduardo Caballero Baza, EPRevista Heraldos del Evangelio, Feb/2011, n. 110, pag. 18 a 25)

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Misión Mariana

Desde el domingo 20 de enero hasta el 3 de febrero, se ha realizado una Misión Mariana en el territorio de la Parroquia Corazón de María, en la colonia Escalón, de los PP. Claretianos.

La Misión Mariana consiste en visitar hogares, hospitales, consultorios, clínicas y comercios, con la imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima.

Esta gran Misión comenzó con la Santa Misa, celebrada por el Párroco, el P. Sentre,CM., el domingo 20 de enero y fue finalizada también, como broche de oro, con la Santa Misa celebrada por el mismo P. Sentre, que coronó solemnemente, en nombre de todos los fieles, la Imagen del Inmaculado Corazón de María, el domingo 3 de febrero.

Durante estos 15 días se han vivido momentos de mucha emoción y manifestación de amor hacia la Santísima Virgen por la celestial visita que ella hacía en todos los lugares. Eran muy frecuentes frases como: Gracias Madre por no olvidarte de nosotros; Madre de Jesucristo te entrego a mi familia; Madre bendita Convierte a mi hijo; No sé cómo agradecerles el que hayan venido hasta  este lugar… y así muchas más.

No cabe duda que Nuestro Señor y la Santísima Virgen han dejado una marca indeleble en los corazones de los que fueron agraciados por la presencia de la Imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima.

Basílica de Nuestra Señora del Rosario de los Heraldos del Evangelio

A escasos 30 kilómetros de la ciudad de Sao Paulo, una de las metrópolis más grandes del mundo, se encuentra la Sierra da Cantareira, orgullo de la región por su exuberante riqueza natural.  Hoy en día, esta riqueza natural se conjuga y armoniza con la riqueza de fe, arte y solemnidad de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario.

Invitamos a nuestro querido lector a peregrinar junto con nosotros por los rincones de esta hermosa iglesia, ofrenda del hombre para honrar a María Santísima y unirnos más a Jesús.

Clic: Vea la Basílica por dentro

Santísimo Nombre de Jesús

En nombre del Divino Salvador la Iglesia reza, cura a los enfermos, evangeliza a los pueblos, expulsa a los demonios y, en fin, realiza su obra de salvación de las almas.

Es su nombre: Consejero prudente, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz” (Is 9,5).

¡Qué extraordinario, rico y simbólico es este nombre, que según el profeta Isaías significa “Dios con nosotros”! ¡Qué maravillada debió quedar la Santísima Virgen –que ponderaba todas las cosas en su corazón– cuando el arcángel Gabriel le dijo en el momento de la Anunciación: “Y le pondrás por nombre Jesús”! (Lc 1, 31).

Estas palabras, que quedaron grabadas indeleblemente en el Inmaculado Corazón de María, llegan hasta los oídos de los fieles de todos los tiempos, en el orbe entero, fecundando los buenos afectos de todo hombre bautizado. A lo largo de los siglos, diversas almas monásticas y contemplativas fueron inspiradas por ellas, al punto que innumerables composiciones de canto gregoriano versan sobre el suave nombre del Hijo de Dios.

Existe una relación misteriosa e insondable entre el nombre de Jesús y el Verbo Encarnado, pues resulta imposible concebir otro más apropiado.

Es el más suave y santo de los nombres; es un símbolo sacratísimo del Hijo de Dios, sumamente eficaz para atraer sobre nosotros las gracias y favores celestiales. El mismo Señor prometió: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, él os lo concederá” (Jn 15, 6). ¡Magnífica invitación para repetirlo sin cesar y con ilimitada confianza!

 ¡Invoque este nombre poderosísimo! 

La Santa Iglesia, madre próvida y solícita, concede indulgencias a quien lo invoque con reverencia; incluso pone a disposición de sus hijos la Letanía del Santísimo Nombre de Jesús, para incentivarlos a rezar con frecuencia.

En el siglo XIII, el Papa Gregorio X exhortó a los obispos del mundo y sus sacerdotes a pronunciar muchas veces el nombre de Jesús e incentivar al pueblo cristiano a colocar toda su confianza en este nombre todopoderoso, como un remedio contra los males que amenazaban la sociedad de entonces. El Papa confió particularmente a los dominicos la tarea de predicar las maravillas del Santo Nombre, obra que realizaron con celo, logrando grandes éxitos y victorias para la Santa Iglesia.

Un vigoroso ejemplo de la eficacia del Santo Nombre de Jesús se verificó con motivo de la devastadora epidemia que azotó a Lisboa (Portugal) en 1432. Todos los que podían se fugaban de la ciudad aterrorizados, llevando así la enfermedad a todos los rincones del país. Murieron miles de personas. Entre los heroicos miembros del clero que daban asistencia a los agonizantes estaba un venerable obispo dominico, Mons. Andrés Diaz, que incentivaba a la población a invocar el Santo Nombre de Jesús.

Recorría incansablemente el país, recomendándoles a todos, hasta a los que se habían librado de la terrible enfermedad, que repitieran: Jesús, Jesús. “Escriban este nombre en letreros y guárdenlos sobre sus cuerpos; por la noche pónganlos bajo la almohada; cuélguenlos en sus puertas; pero sobre todo invoquen continuamente, con sus labios y en sus corazones, este nombre poderosísimo”.

¡Maravilla! En un plazo increíblemente breve el país fue liberado por completo de la epidemia, y las personas siguieron confiando agradecidas y con amor en el Santo Nombre de nuestro Salvador. Tal confianza se extendió desde Portugal hasta España, Francia y el resto del mundo.

(Revista Heraldos del Evangelio, Enero/2005, n. 37, pag. 22-25)

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Santa María, Madre de Dios

La maternalidad de María resplandece con tan alto brillo virginal, que todas las vírgenes, delante de Ella, es como si no lo fuesen. Solamente Ella es la Inmaculada, la Virgen entre las vírgenes, la única que perfuma y torna perfecta la castidad de todas.

El primer día del año, el calendario de los santos inicia con la fiesta de María Santísima, en el misterio de su maternidad divina. Decisión correcta, porque en realidad Ella es “la Virgen Madre, Hija de su Hijo, humilde y más sublime que cualquier criatura, objeto fijado para un eterno designio de amor”. Ella tiene el derecho de llamarlo “Hijo”, y Él, Dios omnipotente, de llamarla verdaderamente, Madre.

Se remontan hasta la eternidad los incomparables privilegios concedidos por el Creador a la Virgen Santísima, con su predestinación para la augusta misión de ser la Madre de Dios. Los Padres de la Iglesia, fieles intérpretes de la Sagrada Escritura, reconocieron la predestinación de María para la maternidad divina.

San Agustín dice que antes de que Nuestro Señor Jesucristo naciera de María, Él la conoció y la predestinó para ser su Madre.

Y San Juan Damasceno, dirigiéndose a la Virgen María: “Porque el decreto de la predestinación nace del amor como de su primera raíz, Dios, Soberano maestro de todas las cosas, que os sabía previamente digna de su amor, os amó; y porque os amó, os predestinó”.

Y San Juan Damasceno, dirigiéndose a la Virgen María: “Porque el decreto de la predestinación nace del amor como de su primera raíz, Dios, Soberano maestro de todas las cosas, que os sabía previamente digna de su amor, os amó; y porque os amó, os predestinó”.

“¡Oh Virgen! – exclama San Bernardino de Siena- Vos fuisteis predestinada en el pensamiento divino antes de toda criatura, para dar vida al mismo Dios que se quiso revestir de nuestra humanidad”.

San Andrés de Creta en su discurso sobre la Asunción de la Virgen María explica el mismo pensamiento: “Esta Virgen es la manifestación de los misterios de la incomprensión divina, el fin que Dios se propuso antes de todos los siglos”.

Y San Bernardo: “Fue enviado el Ángel Gabriel a una Virgen (Lc. I, 26-27), Virgen en el cuerpo, Virgen en el alma; (…) no encontrada al azar o sin especial providencia, sino escogida desde todos los siglos, conocida en la presencia del Altísimo que la predestinó para ser un día su Madre; guardada por los Ángeles, designada anticipadamente por los antiguos Padres, prometida por los Profetas”.

Entre las infinitas criaturas posibles, Dios escogió y predestinó a la Virgen. No fueron otras las palabras de Pío IX en la célebre Bula que definió el dogma de la Inmaculada Concepción: “Desde el principio y antes de todos los siglos, escogió y predestinó [Dios] para su Hijo una Madre en la que se Encarnaría y de la cual, después, en la feliz plenitud de los tiempos, nacería; y con preferencia a cualquier otra criatura, hízola limpísima por el mucho amor, hasta el punto de complacerse en Ella con singularísima bondad”.

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(Pequeño Oficio de la Inmaculada Concepción comentado, Monseñor João Clá Dias, EP, Artpress, São Paulo,1997)

La Carta de un niño al Niño Jesús

Roma (Lunes, 17-12-2012, Gaudium Press) “¡Amado Niño Jesús! En poco tiempo usted descenderá sobre la tierra. Quería de regalo un misal, una casulla verde y el corazón de Jesús. Seré siempre un buen niño. Saludos – Joseph Ratzinger”. Son los deseos del niño de siete años, el futuro Papa, en una carta encontrada en la casa Pentling, Alemania durante obras de reestructuración.

En 1934, los hermanos Georg y Joseph y la hermana María, escribieron una carta al Niño Jesús, haciendo pedidos de regalos de Navidad. En Baviera existe la tradición de que el Niño Jesús es quien trae los regalos y los deja en el árbol de Navidad. Los niños escriben las cartitas con una lista de sus regalos preferidos.

Georg, que tenía diez años, quería recibir la partitura de una música y una casulla blanca, mientras María, que tenía trece años soñaba con un libro lleno de dibujos. Joseph, que tenía siete años y una escritura muy precisa, pidió un misal, una casulla verde y el corazón de Jesús. Las cartas fueron escritas en una única hoja de papel para economizar, pues en la época el papel costaba caro y la familia Ratzinger no era rica.

El carácter “eclesiástico” de los pedidos no debería sorprender, pues en Alemania en esta época, la Misa era un tema presente en los juegos infantiles, y eso también ocurría en la casa de la familia Ratzinger. “Nosotros dos montábamos juntos el pesebre, y entre los juegos, digamos espirituales, estaba el ‘juego del padre’, que nosotros hacíamos juntos, mi hermana no participaba. Celebrábamos la misa y teníamos casullas hechas por la costurera de nuestra madre”, contó Mons. Georg Ratzinger, en el libro-entrevista con Michael Hesemann titulado “Mi hermano, el Papa”.

La carta estará expuesta hasta el día 6 de enero en Múnich.