Escriben sobre los Heraldos del Evangelio

Este artículo sobre los Heraldos del Evangelio nos llegó desde Quito – Ecuador, fue escrito por el Dr. Ramiro Borja Gallegos, buen observador comenta sobre el polémico artículo del periodista italiano Andrea Tornielli.LOS HERALDOS DEL EVANGELIO

El 30 de diciembre de 1988, su Santidad Juan Pablo II, emitió la Exhortación Apostólica post-sinodal Christifideles Laici sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo. Señalando que: “Los fieles laicos han de sentirse parte viva y responsable de una nueva evangelización, de la que el mundo actual tiene una gran necesidad, llamados como están a anunciar y a vivir el Evangelio en el servicio a los valores y a las exigencias de las personas y de la sociedad.”.- “En la vida de cada fiel laico hay además momentos particularmente significativos y decisivos para discernir la llamada de Dios y para acoger la misión que Él confía.” “Esta es la tarea maravillosa y esforzada que espera a todos los fieles laicos, a todos los cristianos, sin pausa alguna: conocer cada vez más las riquezas de la fe y del Bautismo y vivirlas en creciente plenitud. El apóstol Pedro hablando del nacimiento y crecimiento como de dos etapas de la vida cristiana, nos exhorta: «Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación»”

El 22 de febrero del 2001, se funda los Heraldos del Evangelio, como una Asociación Internacional de Fieles de Derecho Pontificio y, el Santo Padre Juan Pablo II, les dijo: “Sed mensajeros del Evangelio por intercesión del Corazón Inmaculado de María”. Dicha Asociación tiene como finalidad, “el ser instrumento de santidad en la Iglesia, ayudando a sus miembros a responder generosamente al llamamiento a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, favoreciendo y alentando la más íntima unidad entre la vida práctica y la fe”.

El 14 de junio del 2017, el señor Andrea Tornielli, que tiene relación con el Vaticano, publicó en el diario italiano La Stampa un artículo denominado: “La doctrina secreta de los Heraldos”, “Plinio Correa incentiva la muerte del Papa”; documento que es repetido en Brasil en el sitio O Globo: “los Heraldos del Evangelio, es una institución conservadora de sacerdotes exorcistas, ¡”son satanistas”!- “La Folha de Sao Paulo, afirmó que: “deseaban la muerte del Papa” e, “hicieron un pacto con el diablo”.

Artículo con un título muy sugestivo, y en el desarrollo del mismo se ve y se puede dar cuenta el lector, que hay una serie de afirmaciones aberrantes, malintencionadas y con el afán exclusivo de causar daño, no es posible que se permita escribir en un medio de comunicación serio, tanta barbaridad, sin haber contrastado, sin realizar una investigación seria y sin apasionamientos.

No es posible, que un articulista que debe tener una formación amplia, ética y honesta, saque de contexto, algunas frases de una reunión realizada entre los miembros de los Heraldos del Evangelio, causando gran revuelo entre la comunidad cristiana y pretendiendo dividir a los cristianos que conocen y siguen, la magnífica obra evangelizadora de dicha Asociación.

En el mencionado artículo se habla mucho del diablo, llevándonos a pensar que, el artículo es una diablura del señor Andrea Tornielli.

El Papa Francisco, tiene que llamarle al indicado señor, para que realice las debidas rectificaciones y pida las correspondientes disculpas, con el fin de lograr la unidad de la Iglesia Católica.

Hay que tener Fe y Esperanza de que aquellos, que realizaron actos y acciones deshonestas, se arrepientan, pidan perdón a los ofendidos y piedad al Creador.

Tenemos que ser valientes ante las amenazas permanentes y apoyarnos con paciencia y con toda la fuerza, ya que al fin el Sagrado Corazón triunfará.

Ramiro Borja Gallegos

Heraldos Info

El Don de Sabiduría en la Mente, Vida y Obra de Plinio Corrêa de Oliveira

libroEn una edición conjunta de la Libreria Editrice Vaticana y el Instituto ‘Lumen Sapientiae’ de los Heraldos del Evangelio, ha sido lanzada la obra “El Don de Sabiduría en la Mente, Vida y Obra de Plinio Corrêa de Oliveira”, texto que consta de cinco volúmenes de los que ya han sido publicados dos, y el próximo agosto los siguientes tres. El estudio sobre el reconocido pensador y líder católico brasileño ha salido primero en portugués, su lengua materna, y prontamente verá la luz la edición en español.

El autor es Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP., fundador de los Heraldos del Evangelio, quien se declara discípulo fervoroso, seguidor incondicional y observador atentísimo del “Dr. Plinio”, como filialmente lo trataban sus seguidores. El lanzamiento del libro también conmemora una trascendental fecha en la vida del autor, pues fue el 7 de julio de 1956, hace 60 años, cuando Mons. João Clá conoció a Plinio Corrêa de Oliveira en la Basílica del Carmen de la gran megalópolis de América del Sur, San Pablo – Brasil. Desde ese momento, según refiere con suma alegría el autor, se inició una estrechísima convivencia de 40 años en vida, y una unión mística que no concluye.

Verdaderamente para Mons. João Clá Plinio Corrêa de Oliveira es más que un maestro, es su “amado padre, modelo y guía”, más que merecedor de una valiosa colección sobre su “profética figura”.

mons.juanLos cinco volúmenes de “El Don de Sabiduría en la Mente, Vida y Obra de Plinio Corrêa de Oliveira”, buscan también llenar unos vacíos: Son muchos los escritos dedicados al Dr. Plinio; entretanto, “en algunos se encuentra una concepción parcial de su abarcadora personalidad”, mientras que “en otros se procura deformar su imagen, presentándola a través de un prisma torcido o irreal”, según se declara en el prólogo del libro. La obra de Mons. João Clá -por su estrecha relación, la voz más autorizada para hablar del Dr. Plinio- busca colocarse en la perspectiva correcta, que es el designio de Dios sobre Plinio Corrêa de Oliveira.

La obra de Mons. João Scognamiglio Clá Dias ha tenido una larga, juiciosa y examinada preparación académica, pues es ella la ampliación de la tesis del autor para la obtención del grado de Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín, Colombia, en el año 2010, tesis que obtuvo la máxima nota, ‘Summa cum laude’. Esta ‘versión ampliada’, desbordante de hechos ilustrativos, historias de vida, y enseñanzas de su propio protagonista “facilita al gran público la comprensión de este hombre que atravesó el Siglo XX de punta a punta, y marcó de forma indeleble los siglos venideros”.

libro.monseño.gaudiumpressLos textos buscan “ofrecer una descripción minuciosa de las mociones del Espíritu Santo en el alma del Dr. Plinio, especialmente mediante el don de sabiduría”, según pudo constatarlo al vivo el autor. En sus líneas se acompaña con complacencia y beneficio espiritual el maravilloso relato de la vida de Plinio Corrêa de Oliveira, desde cuando vio la luz y sus primeros recuerdos (Vol. I – Inocencia, el inicio de la sabiduría), pasando por su juventud (Vol. II – Juventud: La sabiduría puesta a prueba), su pronto despuntar como hombre público y como luchador por la causa católica (Vol. III – Configurase la misión); sus grandes sufrimientos para consolidar una obra (Vol. IV – Víctima expiatoria) y su venerable y noble ocaso (Vol. V – Plenitud: “Combatí el buen combate”), el cual no es un punto final, pues según sustenta el autor, Plinio Corrêa de Oliveira y su misión viven a través de sus hijos espirituales, él se torna inmortal en su obra, su espíritu en ella continúa vivo y activo.

Para mayor información, hacer clic aquí.

Si desea conocer la versión pdf de la última revista de los Heraldos del Evangelio, que trata sobre el libro de la vida del Dr. Plinio, hacer clic aquí.

Gaudium Press / Saúl Castiblanco

Estrella de la Mañana

 En la Solemnidad de La Inmaculada Concepción, ofrecemos a nuestros lectores un pequeño trecho del “Pequeño Oficio de la Inmaculada, Comentado“, de autoria de Nuestro Fundador, Mons. Juan Clá Dias,

La evocadora belleza de este cuerpo celeste, refulgiendo en los albores del día constituye una expresiva representación del esplendor de la verdadera Estrella de la Mañana, María Santísima.

María es símbolo de la estrella

El Pe. Jourdain nos da algunas razones por las que Nuestra Señora está representado por el símbolo de la estrella: “El símbolo de la estrella encaja perfectamente en María. Nos hace comprender mejor sus inefables grandezas y lo que Ella representa para nosotros. «El sol es Jesucristo y María es la estrella», dice Hugo de San Víctor (…)

“Algunos astros sacan su luz del sol. María Santísima declara que Ella también sacó su luz del Sol de Justicia, Jesucristo. «Aquel que es poderoso -dice Ella- hizo en mí maravillas y su nombre es santo». Ella refleja tan perfectamente la luz divina, que la Iglesia no duda en aplicarle varios pasajes de la Sagrada Escritura que La conciernen, en primer lugar, la Sabiduría increada. (…)

“La estrella permanece siempre en el firmamento y jamás desciende a la tierra. La Santísima Virgen siempre llevó una vida sobrenatural: todos sus afectos estaban en el Cielo; nunca puso su espíritu en cosas terrenas y mundanas. Así el Esposo alabó su rostro diciendo que «Ella es como el Monte Carmelo» (Cánt. VII,5). Así como la cumbre del Carmelo nunca se cubrió de nubes y gozó siempre de un aire puro, así el alma de María jamás se inquietó por afectos terrenos y desordenados: Ella resplandecía con celestial serenidad. (…)

“Los antiguos veían la vida de las estrellas como incorruptible, inaccesible; de igual modo la destrucción que el tiempo proporciona a las cosas de la tierra. María estuvo exenta de toda corrupción: su carne no conoció la ruina del sepulcro, porque no tuvo origen en su alma el pecado.

“Una estrella extiende su luz con gran resplandor, sin menoscabo de su esencia. La Bienaventurada Virgen María, del mismo modo, sin detrimento de su virginidad, concibió en sus purísimas entrañas a Cristo, la Luz del mundo. (…)

“Las estrellas influyen sobre las criaturas terrenas, iluminándolas y contribuyendo a su desarrollo. Sin la luz del sol, de la luna y las estrellas el universo caería en una especie de caos. La bienaventurada Virgen María influye del mismo modo sobre el mundo oscurecido por las tinieblas del pecado: Ella lo ilumina, lo protege y lo conserva bajo su autoridad, de tal modo que, si Ella no existiera, hace ya mucho tiempo que el mundo habría desaparecido. (…)

“Una estrella, a pesar de su aparente inmovilidad, recorre con gran rapidez y perfecta regularidad distancias inimaginables. Así también, la Santísima Virgen recorrió una larguísima trayectoria en la vida de perfección y de los méritos, que sobresalió sobre todos los Santos y los Ángeles. (…) María es igualmente de una tal perseverancia, de una firmeza tan inconmovible, que siguió la voluntad de Dios sin apartarse jamás de Ella.

“Las estrellas dirigen a los que viajan, sobretodo a los navegantes; lo mismo nos dirige María en esta tierra de exilio y conduce a buen puerto a los que navegan por este ancho mar del mundo.

Un mandamiento Nuevo

“Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jo 15,12-13).

Ofrecemos a nuestros lectores un interesante comentario de este trecho del Evangelio de   San Juan, hecho por el Fundador de los Heraldos del Evangelio, Mons. Juan S. Clá Dias.

Un Mandamiento nuevo

Nuestro Señor nos dio un mandamiento nuevo que será una de las principales columnas de la Nueva Alianza: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado”. En la Antigüedad, también existía amor –por ejemplo, entre los miembros de una familia- pero este amor aún era imperfecto. Sin embargo, si Cristo no se hubiese encarnado, jamás podría la humanidad haber conocido este amor que infunde bondad y transforma. Jesús trajo para la Tierra una nueva y riquísima forma de amor, nos la enseñó con su vida, palabras y ejemplo, y nos benefició con su gracia, sin la cual nos sería imposible practicarla. Así es como Él quiere que nos amemos: tomando la iniciativa de estimar a los otros, sin esperar de ellos retribución, y estando dispuestos a dar todo por el prójimo, hasta la propia vida, a fin de ayudarlo a alcanzar la perfección. El gran drama de los días de hoy es causado justamente por la falta de este amor. Y para dejar bien claro hasta dónde este amor debe ser llevado, Nuestro Señor da un ejemplo pre anunciador de su holocausto en la Cruz, sacrificio supremo que, bajo un prisma meramente humano, podría ser calificado como una locura. Jamás en la Historia alguien había amado a sus amigos a punto de entregarse por ellos como víctima expiatoria. Ahora, si Cristo, siendo Dios,  así se inmoló por nosotros, ¿cuál debe ser nuestra retribución?

En qué consiste la verdadera amistad

Amigo: palabra sui generis, cuyo profundo significado fue, sin embargo, manchado a lo largo de los siglos.  Por encima de la mera consonancia o simpatía, hay en la verdadera amistad un elemento capital: desear el bien a quien se estima. Y, por esto, ella sólo puede estar fundada en Dios, viendo  que no es posible ambicionar nada mejor para el otro que su salvación eterna.

Al encarnarse y revelarnos las maravillas del a Buena Nueva, Jesús no se reservó para sí aquello que oyó del Padre, sino que lo transmitió en una medida proporcionada a nuestra naturaleza. Conociéndolo, amándolo y cumpliendo los Mandamientos, nos transformamos en verdaderos amigos suyo, porque amigo es aquel que conoce la voluntad del otro y la pone en práctica.

El verdadero sentido de la palabra amor

El Evangelio sitúa la palabra “amor” en una perspectiva enteramente diferente a la que estamos acostumbrados, invitándonos para la más elevada relación que sea posible alcanzar en esta tierra: la amistad con Jesús.

Si en los principios de nuestra era los paganos, al referirse a los cristianos decían “vean como ellos se aman” ( TERTULIANO. Apologeticum. c.39: ML 1, 584.), en nuestros días, tan tristemente paganizado, este afecto debe brillar de modo a atraer a aquellos que se alejaron de la Iglesia. Y para esto, necesitamos sacar de nuestras almas todo sentimentalismo, romanticismo o egoísmos que puedan existir en ellas.

“Queridos míos, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”, exhorta el Apóstol San Juan (I Jo 4, 7). Quien ama con verdadero amor no busca se adorado por el otro, ni exige reciprocidad. Busca, por el contrario, ser educado, cuidadoso y celoso con todos, sin hacer acepción de personas, visando reflejar de algún modo en el convivio del día a día el afecto indecible que Cristo manifestó por cada uno de nosotros durante su Pasión.

Santa Teresita del Niño Jesús

La familia Martin fue una de las muchas familias católicas que se inscribieron en las cofradías de oración para atender a los pedidos de reparación y de penitencia hechos por Nuestra Señora en La Salette.

La personalidad de Santa Teresita en una fotografía.

A esta magnífica fotografía de Santa Teresita del Niño Jesús falta apenas el relieve, para decir que ella está viva. Para comentar esta alma, procuraré explicitar las impresiones que esta fotografía produce.

Primera impresión

La primera impresión es la siguiente: ¡Qué niña!

Ella es aún niñita, llena de vida de frescura, saltitante, y con esa especie de extroversión propia de una niña aún en la infancia.

Ahí se ve la belleza de un alma de niña, en la delicadeza, en la fragilidad, en la lozanía de la naturaleza femenina. ¡Cómo esta fotografía está bien sacada, y cómo cogió bien a esta niña!

Segunda impresión

Por detrás de esta impresión entra otra, por la cual la persona siente una idea de pureza. Y la siente más o menos en todo.

La pureza está presente, antes de más nada en lo siguiente: se nota en ella, en el sentido verdadero de la palabra, una buena espontaneidad.

Es una niña que no esconde nada, que no tiene el hábito de esconder nada, y que sabe perfectamente que no tiene lo que esconder. Ella no tiene fraude no tiene disimulación.

De ella se puede decir lo que Nuestro Señor dijo de Natanael: “Aquí está un verdadero israelita, en el cual no hay fraude” (Jo, 1,47).

Aquí está una verdadera niña, pura, hija de una familia católica, que tiene en sí toda la pureza, toda la inocencia de una vida de familia católica, toda aquella delicadeza virginal que la vida de familia católica comunica especialmente a una niña. Y eso sin ningún fraude. Ella tiene eso enteramente, y no tiene el hábito de pecar.

Plinio Correa de Oliveira