Peregrinación a San José el Espino

san_jose_el_espino_020En el marco del mes del rosario, la imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María, visitó la parroquia de San José El Espino, Departamento de Cuscatlán.

La proseción tuvo inicio en el sector la Torre donde recorrió las principales calles de la parroquia. Después de la entrada solemne de la imagen peregrina el párroco, P. John Fredy Caro, coronó la Santísima Virgen como reina de todas las familias de todos los fieles de San José el Espino. En su homilía el párroco insistió en la importancia y necesidad del rezo del santo rosario, como también la propagación del Apostolado del Oratorio. Antes de la bendición finala el P. Caro consagró la parroquia al Inmaculado Corazón de María.

Al finalizar la santa misa, se fue en porcesión con la Augusta Señora, al sector Zacamil, donde se rezó el rosario en el patio de unas de las casas entre cantos y cohetes.

Por la tarde la imagen se dirigió hasta el cantón La Lomas de Guadalupe, en procesión, donde al finalizar tuvo lugar la Eucaristía y después de la prédica del padre John Fredy se coronó nuevamente a la Santísima Virgen como reina de todo este cantón.

Al finalizar, para despedir a Nuestra Señora, se cantó el Ave de Fátima a luz de las candelas.

Cabe aquí un agradecimiento todo especiál al padre  John Fredy Caro por toda la dedicación y entuciasmo en la preparación en el recibimineto a la Santísima Virgen.

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Noche con María

noche con maria“Noche con María”, nombre que los Heraldos del Evangelio le han dado a su Cena de Beneficencia, tuvo lugar en el Hotel Crowne Plaza este lunes 18 de mayo. La Imagen Peregrina de la Virgen de Fátima fue venerada por todos los presentes, quien tuvo en esta actividad benéfica un lugar privilegiado y a quien monseñor Gabriel Viola, secretario de La Nunciatura de El Salvador,  coronó y le impuso en sus manos el santo rosario.

Por segundo año consecutivo los Heraldos del Evangelio celebran esta cena, con el objetivo de recaudar fondos para la construcción de un centro de espiritualidad en honor de la Virgen de Fátima, el cual se espera que esté construido para conmemorar en este el centenario de las apariciones de la Santísima Virgen de Fátima, que será dentro de dos años. Además, parte de estos fondos serán utilizados para la construcción del centro de formación de jóvenes.

El evento dio inicio con un coctel, y luego al pasar al salón de la cena los comensales recibieron con calurosas palmas a la Imagen Peregrina de la Virgen de Fátima. Durante la noche benéfica los asistentes compartieron una breve meditación dirigida por el padre Fernando Gioia, E.P., superior de Los Heraldos del Evangelio en El Salvador, en la cual destacó la importancia de formar a las nuevas generaciones a través de la belleza en todos  los actos cotidianos, y especialmente a través del testimonio, la música y el arte. También disfrutaron de un recital musical interpretado por el coro y banda sinfónica de Los Heraldos del Evangelio, interpretando desde músicas de Mozart, Schütz, Händel, hasta pasos dobles españoles y un número de tambores, que impresionaron mucho a los asistentes. Luego fue proyectado un video en el cual los benefactores de la noche pudieron observar las actividades de evangelización y servicio que emprende esta congregación en El Salvador, y el proyecto a realizar con los fondos recaudados.

Los Heraldos del Evangelio llegaron al país para establecerse en 1998, a fin de llevar el evangelio a través del inmaculado corazón de María, difundiendo la devoción a la Virgen y el rosario. Esto lo realizan por medio de sus visitas a colegios, hospitales,  cárceles, hogares de ancianos, hogares de muchas familias en la capital y fuera de esta y diferentes parroquias.

Mientras los benefactores de la noche se deleitaban escuchando un recital musical, especial para la ocasión, se hizo un descanso para que el padre Fernando Gioia bendijera los alimentos que disfrutaron más de medio millar de personas benefactoras de la noche con María. Muy satisfechos se fueron todos los participantes, pues además del alimento material, sus corazones salieron llenos del alimento espiritual que se recibió en esta ocasión.

Al finalizar el evento, los Heraldos agradecieron a todos los benefactores, les obsequiaron un recuerdo de la Santísima Virgen y les pidieron sus oraciones para que este magno proyecto siga creciendo cada vez más, en favor de todos los salvadoreños, especialmente de los jóvenes.

Aniversario de la Primera Aparición de Nuestra Señora de Fátima

En la Parroquia Corazón de María, de los Padres Claretianos, se celebraba, el pasado 13 de mayo, la Fiesta de Nuestra Señora de Fátima ante un gran número de fervorosos fieles.

Pasadas las 5 de la tarde, hacía su entrada solemne la imagen del Inmaculado Corazón de María, en andas, al son de las trompetas anunciaban melodiosamente la relevancia del evento.

La Santa Misa fue celebrada por el Nuncio Apostólico en El Salvador, Mons. León Kalenga  Badikebele  y concelebrada por  el párroco de Corazón de María, P. Sentre CM., el P. Fernando Gioia EP. y el Padre Michael Carlson, EP.

Después de la homilía, la imagen del Inmaculado Corazón de María, fue solemnemente coronada por el Sr. Nuncio, tras la cual los fieles irrumpieron en un caluroso aplauso.

Momentos de mucha emoción, sin duda, de tan bella ceremonia dedicada a la Virgen Santísima, fue cuando finalizada la Santa Misa, una procesión con la imagen, recorrió los pasillos de una abarrotada iglesia a la luz de cientos y cientos de velas que los fieles subían y bajaban al ritmo cadencioso de un multitudinario canto del “13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría”.

Todo el mundo quería tomarle fotos o tocarle, a una Imagen resplandeciente que nos hacía sentir la madre de todos nosotros.

No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

Con estos dos pedidos, termina la oración por excelencia, compuesta por Nuestro Señor Jesucristo: El Padre Nuestro.

Para empezar a comentar estas peticiones, es de notar el sentido plural de ambas frases.  Es decir que al rezarlo, aunque sea de forma individual, hacemos el pedido para todos los miembros de la Santa Iglesia.

Es preciso destacar, que en el pedido “no nos dejes caer en tentación”, es un pedido en que le pedimos fuerzas a Dios, para que no permita el pecado en nuestras almas, muy diferente en pedirle “no nos tientes”. Por tanto consideremos que la tentación y el pecado son cosas diferentes; una nos aleja de Dios y otra, si no caemos, nos acerca y nos torna dignos ante  Dios.

La tentación, para nuestra vida espiritual y conquistar el cielo, es necesaria, pues así ganamos méritos y gracias; además que reconocemos nuestro nada y miseria y por otro lado nos lleva a admirar la bondad, y misericordia infinita de Nuestro Señor.

Al pedirle a Dios, en esta oración – líbranos del mal, estamos pidiendo que nos libre de nuestros enemigos, que no son necesariamente personas con la que no tengamos buen relacionamiento, sino, nuestros tres enemigos del alma: el demonio, el mundo y la carne.

El mayor triunfo del demonio en nuestros días, es hacer pensar a las personas que él no existe, por lo tanto advirtamos que él existe y que busca nuestra condenación eterna. El mundo, es un enemigo para nosotros, pues si nos apegamos a él, será nuestra perdición, si buscamos en él la felicidad será nuestra ruina. Y el peor enemigo, la carne, ósea uno mismo. Todos tenemos defectos, vicios que si no los combatimos nos irán esclavizando y alejándonos de Dios.

¿Cuál es la mejor solución para no caer en tentación? Nuestro Señor Jesucristo nos responde en el monte de los Olivos, “vigilad y orad, para no caer en tentación”.

Y la mejor forma de librarnos del mal, es la devoción ardorosa a la Santísima Virgen, pues ella es el mayor enemigo del demonio. Se estudia en teología, que con solo decir el nombre de Ave María Purísima el infierno tiembla; no olvidemos que el demonio es un ser cobarde, que sólo con pronunciar el nombre de Nuestra Señora, huye lleno de espanto y de terror.

Gran Peregrinación a la Diócesis de San Vicente

El pasado 26 de mayo, Solemnidad de la Santísima Trinidad, tuvo lugar la gran Peregrinación de la imagen Peregrina del Inmaculado Corazón de María de Fátima, en la Diócesis de San Vicente, donde era esperada por Mons. José Elías Rauda, OFM, Obispo de dicha diócesis,  junto con un numeroso números de  fieles  que prestaban honores a la Augusta visita con sus cantos y oraciones.

La procesión se dirigió  hacia la Iglesia Catedral dedicada a María Auxiliadora, pasando por las calles de San Vicente al son de la Banda Municipal que acompañaba las alabanza de la población. Durante el trayecto se rezó el Santo Rosario hasta las puertas de la Catedral. Ya en el Templo, al pie del altar, la imagen fue solemnemente coronada por el Señor Obispo ante los aplausos de los presentes. Inmediatamente después fue la celebración de la Santa Misa, en la cual Mons. José Elías en su homilía recalcó la importancia de la devoción a Nuestra Señora, Hija Predilecta de Dios Padre, Madre Admirable de Dios Hijos y Esposa Fidelísima de Dios Espíritu Santo.

La imagen permaneció todo el día en la Catedral para la veneración de los fieles que se han turnado durante la jornada para manifestarle su amor filial con diferentes actos de piedad principalmente el rezo del Santo Rosario y cantos de alabanza. También hubo una charla mariana sobre la Coronación de la Santísima Virgen por parte de la Santísima Trinidad, dada por un Heraldo del Evangelio y a seguir la misa de clausura, presidida por Mons. José Elías Rauda, de esta magnífica Peregrinación.  Antes de la bendición final se hizo, dentro del Templo, una procesión con candelas al son del Ave de Fátima, recordando coºmo se hace en el Santuario a Ella dedicado en  Portugal.

Queremos agradecer al Pastor de San Vicente, Mons. José Elías, por la manifestaciones, repetidas veces, de su amor filial a María Santísima y por haber hecho posible este día inolvidable en los corazones de todos los que pudieron participar de este día tan especial.

Inmaculado Corazón de María

“Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace le prometo la salvación; y serán amadas de Dios estas almas, como flores puestas por mí para adornar su trono” (2ª aparición, 13 de junio de 1917).

Hoy se mira al corazón como símbolo del amor sentimental. Pero no fue siempre así. Desde tiempos remotos, la humanidad acostumbro simbolizar distintas disposiciones o potencias del alma con órganos del cuerpo. La ciencia legitimó ese hábito ancestral, al comprobar una efectiva y misteriosa relación entre algunos órganos y varias de estas disposiciones o potencias. Por ejemplo, la inteligencia tiene un íntimo lazo con el cerebro; la ira, con el hígado. El corazón, a su vez, era tenido por símbolo del ánimo del hombre, es decir, receptáculo de lo relacionado a la voluntad. Por eso se lo consideraba también el núcleo de la bondad y del amor, partes integrantes del ánimo. Existen múltiples pasajes en la Sagrada Escritura en este sentido.

Sin embargo, en el siglo XIX el movimiento romántico -expresado mediante las artes plásticas, la música y la literatura- desfiguró ese concepto tradicional poniendo en boga la idea del corazón como símbolo de un amor meloso, indolente e incluso sensual, sin consistencia ni fiabilidad; por lo mismo, sin auténtica generosidad ni bondad.

Es evidente que para comprender y practicar bien la devoción al Inmaculado Corazón de María, no podemos usar el prisma viciado del romanticismo.

Una devoción impulsada por los santos

“Y su Madre conservaba todas estas cosas en su corazón”, dice el Evangelista san Lucas, quien menciona en dos lugares al Corazón de María, presentándolo como un relicario en donde María guardaba las palabras y los episodios ocurridos con su Hijo.

Desde la época de san Bernardo, el culto al Corazón de María se fue intensificando gracias al impulso de numerosos santos, entre los cuales destacan santa Matilde, santa Gertrudis, santa Brígida, san Bernardino de Siena, san Francisco de Sales y san Antonio María Claret, este último fundador, en el siglo pasado, de la Congregación de los Hijos del Corazón de María.

San Juan Eudes

San Juan Eudes

El gran florecimiento se produjo en el siglo XVII, con san Juan Eudes, el gran apóstol de la doble devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. A sólo ocho días de fallecer terminó su última obra, El Corazón admirable de la Santísima Madre de Dios, de más de mil páginas.

Este desarrollo histórico culminó en las apariciones de Fátima, cuando la propia Santísima Virgen comunicó a los pastorcitos que Dios quiere establecer la devoción al Inmaculado Corazón de María, y mediante ella salvar a muchas almas.

Un culto a las virtudes y a los dones de María

Al venerar el Inmaculado Corazón de María honramos sus afectos, virtudes y méritos, su constante fortaleza, su eximia e inigualable santidad, y sobre todo a su ardoroso amor a Dios y a su Hijo Jesús, junto a su bondad materna para con los hombres redimidos por la sangre divina.

En la piedad católica existe una larga serie de invocaciones a la Virgen. Cada una manifiesta un momento psicológico, un don, una virtud o una disposición de la Virgen. Al honrar el Corazón Inmaculado de María lo abarcamos todo, puesto que es el templo de la Trinidad, receptáculo de paz, tierra de esperanza, cáliz de amargura y dolor, consuelo de los afligidos, abogado lleno de compasión y misericordia para con los hombres, sede de la sabiduría, etc.

La simbología católica representa al Corazón de María con el color rojo, lo mismo que el Sagrado Corazón de Jesús, y traspasado por una espada. Del corazón brota una llama, su ardiente amor a Dios.

Corazón inmaculado y sapiencial

Todos heredamos de Adán y Eva la mancha del pecado original. Todos, excepto María. Ella no fue tocada por el pecado de nuestros primeros padres.

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Pero tampoco hay en Ella absolutamente ninguna otra mancha causada por cualquier infidelidad o imperfección posterior. En todos los momentos de su vida respondió íntegramente a las gracias asombrosas que Dios le concedió, alcanzando un incalculable pináculo de virtudes. Así, Ella es Inmaculada en todos los sentidos.

El concepto de inmaculada trae consigo el de virginidad. María fue madre de Jesucristo, pero se mantuvo perfectamente virgen; una razón más para glorificarla como Inmaculada.

Otra característica del Corazón de María que conviene destacar es su sabiduría, una virtud referente no sólo a la inteligencia sino también a la voluntad. La Letanía de la Virgen, más conocida como Lauretana, reza: “Sede de la Sabiduría, ruega por nosotros”. Tan excelsa es la sabiduría de la Virgen, que excede la de ángeles y hombres sumados. Puede decirse que el Corazón Sapiencial de María es el que ama todo de acuerdo a la fe, la recta razón y el sentido común.

Invitación a la confianza

Lo propio del corazón materno es rebosar de bondad, suavidad, generosidad, indulgencia. El Corazón Inmaculado de María representa todo ese afecto materno llevado a un extremo inimaginable. Y su bondad considera incluso a los pecadores, algo que traduce muy bien la oración de san Bernardo: “Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos.”

El Corazón de María invita a la confianza; tanto más que Ella, en palabras de san Luis Grignion de Montfort, tiene hacia cada uno de nosotros, incluso el más miserable, un afecto superior a la suma del cariño de todas las madres del mundo por un único hijo. Es un amor inagotable, ininterrumpido, siempre volcado hacia nosotros, un amor cuya intensidad y solicitud crecen a medida que aumentan nuestras dificultades y carencias.

Pongámonos, pues, con toda confianza en manos de esta Madre tiernísima. Al fin y al cabo, fue a nosotros que dirigió su mensaje en la Cova de Iría. Fue por todos nosotros -hasta por el más tibio y debilitado en la Fe, hasta por los que cayeron en los abismos a lo largo del camino- que la Virgen quiso bajar a la tierra, a fin de ofrecer la salvación eterna por medio de la devoción a su Inmaculado Corazón.

Mons. Joao Clá Dias

Fuente:  Gaudium Press

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Ofrecemos al lector las Letanías del Inmaculado Corazón de María

Letanías del Inmaculado Corazón de María

Señor, ten piedad de nosotros.

R/. Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo, ten piedad de nosotros.
R/. Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
R/. Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
R/. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
R/. Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial, R/. ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
Dios Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,

Corazón de María, siempre inmaculado,  R/. ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia,
Corazón de María, bendito entre todos los corazones,
Corazón de María, sagrario de la Santísima Trinidad,
Corazón de María, el más semejante al de Jesús,
Corazón de María, en quien tuvo Jesús sus complacencias,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, modelo de paciencia, y mansedumbre,
Corazón de María, asiento de la misericordia,
Corazón de María, incendio del divino amor,
Corazón de María, océano de bondad,
Corazón de María, milagro de pureza e inocencia,
Corazón de María, espejo de las Divinas perfecciones,
Corazón de María, donde se formó la sangre de Jesucristo Redentor,
Corazón de María, que aceleras con tus ansias la salvación del mundo,
Corazón de María, que alcanzas la conversión de los pecadores,
Corazón de María, que conservas fielmente las palabras y acciones de Jesús,
Corazón de María, traspasado con la espada de dolor,
Corazón de María, afligidísimo en la Pasión de Jesucristo,
Corazón de María, clavado con Jesús en la cruz,
Corazón de María, sepultado de tristeza con Jesucristo,
Corazón de María, renacido de gozo por la resurección de Jesús,
Corazón de María, lleno de inefable dulzura en la Ascensión,
Corazón de María, colmado de una nueva plenitud de gracias en la venida del Espíritu Santo,
Corazón de María, consolación de los afligidos,
Corazón de María, refugio de los justos y pecadores,
Corazón de María, esperanza y dulce sustentación de aquelos que Os veneran,
Corazón de María, auxilio de los moribundos,
Corazón de María, júbilo de los ángeles y santos,
Corazón de María, madre y amparo de la Iglesia,

V/. María Inmaculada, mansa y humilde de Corazón,
R/. Haz mi corazón conforme al de Jesús.
V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Perdónanos, Señor.
V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Escúchanos, Señor.
V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/. Ten misericordia de nosotros.

Oración: Clementísimo Dios, que para la salud de los pecadores y refugio de los miserables quisiste que fuera el Corazón Santísimo e Inmaculado de María el más semejante en caridad y misericordia al divino Corazón de su Hijo Jesucristo; concédenos que cuantos veneramos la memoria de este dulcísimo y amantísimo Corazón merezcamos por su intercesión y méritos ser hallados conformes con el de Jesús. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

96º Aniversario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima

Mons. León Kalenga, Nuncio Apostólico de El Salvador, Corona la imagen de Nuestra Señora de Fátima

Mons. León Kalenga, Nuncio Apostólico de El Salvador, Corona la imagen de Nuestra                               Señora de Fátima

Nadie de los fieles en El Salvador dudaba que, en la ceremonia en honor a la Virgen de Fátima, celebraríamos, en la Parroquia Corazón de María, una firme, intensa, emocionante, fervorosa y especial conmemoración, que vendría a corroborar una vez más que su Inmaculado Corazón triunfa  por doquiera  que vaya en un pueblo deseoso de la protección  materna y divina.

Pasadas las 5 de la tarde hacía su entrada solemne la imagen del Inmaculado Corazón de María en andas al son de las trompetas anunciaban melodiosamente la relevancia del evento.

La Santa Misa fue celebrada por el Nuncio Apostólico en El Salvador, Mons. León Kalenga  y concelebrada por  Mons.  Dieudonne Donato, encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica, el párroco de Corazón de María, P. Sentre CM., el P. Fernando Gioia EP. y el Padre Michael Carlson, EP.

Después de la homilía, la imagen del Inmaculado Corazón de María, fue solemnemente coronada por el Sr. Nuncio, tras la cual los fieles irrumpieron en un caluroso aplauso.

Momentos de mucha emoción, sin duda, de tan bella ceremonia dedicada a la Virgen Santísima, fue cuando finalizada la Santa Misa, una procesión con la imagen, recorrió los pasillos de una abarrotada iglesia a la luz de cientos y cientos de velas que los fieles subían y bajaban al ritmo cadencioso de un multitudinario canto del “13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría”.

Todo el mundo quería tomarle fotos o tocarle, a una Imagen resplandeciente que nos hacía sentir la madre de todos nosotros.

Misión Mariana

Desde el domingo 20 de enero hasta el 3 de febrero, se ha realizado una Misión Mariana en el territorio de la Parroquia Corazón de María, en la colonia Escalón, de los PP. Claretianos.

La Misión Mariana consiste en visitar hogares, hospitales, consultorios, clínicas y comercios, con la imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima.

Esta gran Misión comenzó con la Santa Misa, celebrada por el Párroco, el P. Sentre,CM., el domingo 20 de enero y fue finalizada también, como broche de oro, con la Santa Misa celebrada por el mismo P. Sentre, que coronó solemnemente, en nombre de todos los fieles, la Imagen del Inmaculado Corazón de María, el domingo 3 de febrero.

Durante estos 15 días se han vivido momentos de mucha emoción y manifestación de amor hacia la Santísima Virgen por la celestial visita que ella hacía en todos los lugares. Eran muy frecuentes frases como: Gracias Madre por no olvidarte de nosotros; Madre de Jesucristo te entrego a mi familia; Madre bendita Convierte a mi hijo; No sé cómo agradecerles el que hayan venido hasta  este lugar… y así muchas más.

No cabe duda que Nuestro Señor y la Santísima Virgen han dejado una marca indeleble en los corazones de los que fueron agraciados por la presencia de la Imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima.

Basílica de Nuestra Señora del Rosario de los Heraldos del Evangelio

A escasos 30 kilómetros de la ciudad de Sao Paulo, una de las metrópolis más grandes del mundo, se encuentra la Sierra da Cantareira, orgullo de la región por su exuberante riqueza natural.  Hoy en día, esta riqueza natural se conjuga y armoniza con la riqueza de fe, arte y solemnidad de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario.

Invitamos a nuestro querido lector a peregrinar junto con nosotros por los rincones de esta hermosa iglesia, ofrenda del hombre para honrar a María Santísima y unirnos más a Jesús.

Clic: Vea la Basílica por dentro

Santa María, Madre de Dios

La maternalidad de María resplandece con tan alto brillo virginal, que todas las vírgenes, delante de Ella, es como si no lo fuesen. Solamente Ella es la Inmaculada, la Virgen entre las vírgenes, la única que perfuma y torna perfecta la castidad de todas.

El primer día del año, el calendario de los santos inicia con la fiesta de María Santísima, en el misterio de su maternidad divina. Decisión correcta, porque en realidad Ella es “la Virgen Madre, Hija de su Hijo, humilde y más sublime que cualquier criatura, objeto fijado para un eterno designio de amor”. Ella tiene el derecho de llamarlo “Hijo”, y Él, Dios omnipotente, de llamarla verdaderamente, Madre.

Se remontan hasta la eternidad los incomparables privilegios concedidos por el Creador a la Virgen Santísima, con su predestinación para la augusta misión de ser la Madre de Dios. Los Padres de la Iglesia, fieles intérpretes de la Sagrada Escritura, reconocieron la predestinación de María para la maternidad divina.

San Agustín dice que antes de que Nuestro Señor Jesucristo naciera de María, Él la conoció y la predestinó para ser su Madre.

Y San Juan Damasceno, dirigiéndose a la Virgen María: “Porque el decreto de la predestinación nace del amor como de su primera raíz, Dios, Soberano maestro de todas las cosas, que os sabía previamente digna de su amor, os amó; y porque os amó, os predestinó”.

Y San Juan Damasceno, dirigiéndose a la Virgen María: “Porque el decreto de la predestinación nace del amor como de su primera raíz, Dios, Soberano maestro de todas las cosas, que os sabía previamente digna de su amor, os amó; y porque os amó, os predestinó”.

“¡Oh Virgen! – exclama San Bernardino de Siena- Vos fuisteis predestinada en el pensamiento divino antes de toda criatura, para dar vida al mismo Dios que se quiso revestir de nuestra humanidad”.

San Andrés de Creta en su discurso sobre la Asunción de la Virgen María explica el mismo pensamiento: “Esta Virgen es la manifestación de los misterios de la incomprensión divina, el fin que Dios se propuso antes de todos los siglos”.

Y San Bernardo: “Fue enviado el Ángel Gabriel a una Virgen (Lc. I, 26-27), Virgen en el cuerpo, Virgen en el alma; (…) no encontrada al azar o sin especial providencia, sino escogida desde todos los siglos, conocida en la presencia del Altísimo que la predestinó para ser un día su Madre; guardada por los Ángeles, designada anticipadamente por los antiguos Padres, prometida por los Profetas”.

Entre las infinitas criaturas posibles, Dios escogió y predestinó a la Virgen. No fueron otras las palabras de Pío IX en la célebre Bula que definió el dogma de la Inmaculada Concepción: “Desde el principio y antes de todos los siglos, escogió y predestinó [Dios] para su Hijo una Madre en la que se Encarnaría y de la cual, después, en la feliz plenitud de los tiempos, nacería; y con preferencia a cualquier otra criatura, hízola limpísima por el mucho amor, hasta el punto de complacerse en Ella con singularísima bondad”.

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(Pequeño Oficio de la Inmaculada Concepción comentado, Monseñor João Clá Dias, EP, Artpress, São Paulo,1997)