Campamento Retiro Guatemala 2014

Una Vez más los jóvenes de los Heraldos del Evangelio de Costa Rica, Guatemala y El Salvador, se dieron cita para participar del 6º Campamento-Retiro en Semana Santa.

El tema del mismo fue la oración y la importancia de tener una vida de piedad bien llevada para el cumplimiento de los deberes de todo bautizado. Todas las palestras fueron ilustradas por numerosas e interesantes obras de teatros, que  fueron de gran subsidio para los jóvenes asistentes. La actividad comenzó con una solemne coronación de la imagen del Inmaculado Corazón de María, pidiendo, con este acto que la Santísima Virgen sea la Reina de nuestros corazones en todos estos días de retiro. Tampoco faltó un tiempo de esparcimiento con entretenidos juegos.

 

 

Misión Mariana en la Parroquia de Los Santos Niños Inocentes

Desde el domingo 16  hasta el 30 de marzo, se ha realizado una Misión Mariana en el territorio de la Parroquia de Los Santos Niños Inocentes, de Antiguo Cuscatlán.

La Misión Mariana consiste en visitar los más diversos lugares como hogares, instituciones, hospitales, consultorios, clínicas y comercios, con la imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima.

Esta gran Misión comenzó con la Santa Misa, celebrada por el Párroco, el P. José Escobar, OCRS, el domingo 16 de marzo y fue finalizada también, como broche de oro, con la Santa Misa presidida por el Señor Nuncio Apostólico, Monseñor León Kalenga, que coronó solemnemente, en nombre de todos los fieles, la Imagen del Inmaculado Corazón de María, el domingo 30 de marzo.

De estos quince días será difícil olvidar las emociones y manifestaciones de amor hacia la Santísima Virgen por la celestial visita que ella hacía en todas partes, ya sea en viviendas, comunidades, comercios, fábricas y depósitos. Eran muy frecuentes frases como: Gracias Madre por no olvidarte de nosotros; Madre de Jesucristo te entrego a mi familia; Madre bendita Convierte a mi hijo; No sé cómo agradecerles el que hayan venido hasta  este lugar… y así muchas más.

No cabe duda que Nuestro Señor y la Santísima Virgen han dejado una marca indeleble en los corazones de los que fueron agraciados por la presencia de la Imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima.

La palabra de Dios en música

En contraste con otros estilos musicales, en los cuales un compás regular y ritmado puede ser luego percibido, el gregoriano es caracterizado por su ritmo libre, pareciendo fluctuar en el aire, liberado del tiempo en un movimiento ascendente y descendente

Inmersos en la agitación del mundo actual, siempre absorbidos por la prisa, la velocidad y el ruido, tal vez no nos sea tan fácil concebir un ambiente diferente. Entretanto, invitamos al lector a parar un poco ahora, e imaginar…

Imaginar un monasterio, con un claustro austero, silencioso, acogedor y elevado, por donde circulan algunos monjes, sin prisa y recogidos, dirigiéndose a una capilla iluminada apenas por la luz tamizada por unos bellos vitrales coloridos.

Estos valientes hombres, habiendo abandonado todo para el servicio de la Religión, dedican su vida al trabajo, al estudio y a la oración. Y como forma de exteriorizar el amor desbordante de sus corazones, habitados por la gracia, se unen en una sola voz para dirigirse a Dios. En unísono, entonan himnos y cánticos que llenan el templo sagrado de melodías suaves y tranquilizantes…

Ya estará nuestro lector con el estado de espíritu listo para comprender cuál es este estilo de canto y sus orígenes, para admirar la misteriosa riqueza y la elevada calidad que hicieron de él el cántico sacro por excelencia.

El canto gregoriano

El canto gregoriano es una forma de música diferente de cualquier otra ejecutada, hoy, en Occidente. Distinto de la polifonía, él es unísono y su perfección es alcanzada cuando una única voz se hace oír, incluso siendo grande el conjunto que lo entona.

En contraste con otros estilos musicales, en los cuales un compás regular y ritmado puede ser luego percibido, el canto gregoriano es caracterizado por su ritmo libre, pareciendo fluctuar en el aire, liberado del tiempo, en un movimiento ascendente y descendente que convergieron rumbo a la perfección asemejado a las olas del mar.

Mientras la música común y corriente, de modo general, está compuesta en una escala mayor o menor, dándole características distintas de tristeza o alegría, los ocho modos del gregoriano transmiten una gama más sutil de expresión, en un equilibrio perfecto, pareciendo siempre evitar los extremos emocionales dramáticos.

Estas son apenas algunas de las razones por las cuales, para oídos poco acostumbrados a él, el canto gregoriano puede dar, a primera vista, la impresión de ser monótono. Con todo, al dejarse llevar por su armonía, la persona es tocada por la fuerza singular de una forma de canto que trae consigo siglos de sabiduría y refleja generaciones de talentos religiosos que convergieron rumbo a la perfección de sus melodías – sus “inspiradas modulaciones”, 1 en la expresión del Papa Juan Pablo II.

Así, a pesar de una apariencia simple, carga dentro de sí, como observa el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, una formidable riqueza, “una potencialidad casi inagotable de generar civilizaciones y maravillas en cualquier parte del mundo. Es la fuerza de la inocencia aliada a la gracia, que transformó, por ejemplo, los pantanos y valles mefíticos de la antigua Europa en jardines salpicados de vida y de color, donde, entre matorrales y lagos lindísimos, sobresalen grandiosas abadías, imponentes castillos y majestuosas catedrales. Una Europa ‘gregorianizada’ “. 2

Poder de mover las almas

Uno de los más ilustrativos ejemplos del poder transformador de este canto lo tenemos en la conversión de los anglos. La iniciativa del Papa San Gregorio I, el Magno, de penetrar en la isla dominada por estos bárbaros fue marcada por las siguientes palabras: “la alabanza de Dios Creador debe ser cantada en aquellas tierras”. 3 Bajo su dirección, San Agustín de Canterbury entró a Gran Bretaña, en cortejo con 40 otros benedictinos, entonando las “solemnes y emocionantes melodías que les había enseñado Gregorio, su padre espiritual y padre de la música religiosa”. 4 El celestial canto de los recién llegados fue decisivo para la conversión del pueblo, en poco tiempo.

Tal episodio, uno entre tantos en el proceso de “gregorianización” de Europa Occidental, muestra que el Papa -cuyo nombre dio origen a la denominación de este estilo musical- poseía una profunda comprensión de cómo la música puede mover las almas con más eficacia de lo que consiguen las simples palabras. Aquellos cantos eran la más sobrenaturalizada de las músicas y, entretanto, fueron capaces de cautivar bárbaros y campesinos completamente ignorantes en cosas espirituales y no habituados a refinados sonidos.

Es lo que quedó registrado en la Historia: Gregorio I “compuso con gran trabajo y destreza musical los cantos que son cantados en nuestra Iglesia y por todas partes. Por este medio, él influenciaba más efectivamente los corazones de los hombres, elevándolos y animándolos; y, en verdad, el sonido de sus dulces melodías condujo no apenas hombres espirituales a la Iglesia, sino hasta incluso los rudos e insensibles”. 5

Fuente: GaudiumPress

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1 BEATO JUAN PABLO II. Lettera agli artisti, 04/04/1999, n.7.

2 CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Cântico da alma inocente. In: Dr. Plinio. São Paulo. Ano V. N.57 (Dez., 2002); p.34.

3 SAN BEDA. Historiam Ecclesiasticam Gentis Anglorum. L.II, c.1. In: Opera Historica. London: Oxford University, 1896, p.80.

4 CONDE DE MONTALEMBERT. Les moines d’Occident depuis saint Benoît jusq’à Saint Bernard. Paris: J. Lecoffre, 1866, v.III, p.363.

5 LEÓN IV. Letter to the Abbot Honoratus. Collectio Britannica, apud BÄUMER, OSB, Suitbert. Histoire du Bréviare.Paris: Letouzey et ané, 1905, t.I, p.345, nota.

Tarde Navideña con los Heraldos del Evangelio

El pasado sábado 28 de diciembre, en la Casa de los Heraldos se tuvo un convivio familiar de Navidad.

La mismo comenzó con la Santa Misa con todos los papás y jóvenes que participan de las actividades de los fines de semana. En la homilía, el P. Álvaro Mejía,EP., ya estando en las vísperas de la fiesta de la Sagrada Familia, versó sobre la importancia de que la familia tome como modelo el sagrado Hogar de Nazaret. Luego de la Misa, se pasó unas diapositivas sobre las actividades más relevante de los Heraldos realizadas en el año de 2013, mientras los más jóvenes se preparaban para una sorpresa para los papás, que consistió en una emocionante obra de teatro titulada “El rey triste y el niño feliz”, que fue seguido con mucha atención por el selecto público y que no sólo arrancó aplausos sino también lágrimas.

Jóvenes se consagran a Nuestra Señora

El domingo, 8 de diciembre,  se vivieron momentos de mucha emoción y gracia sobrenatural en la Casa de los Heraldos del Evangelio en El Salvador, ya que un grupo de jóvenes participantes de las actividades de los Heraldos, en una solemne Eucaristía, presidida por el P. Michael Carlson EP, se consagraron a Jesucristo como esclavos de Amor por las manos de María, según las enseñanzas de San Luis Maria Grignon de Monfort.

Después de un profundo estudio del Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, de San Luis, y de haber cumplido con las prescripciones de las oraciones y meditaciones durante los 33 días de preparación, realizaron la tan esperada consagración y con esto servir a Dios de una manera más perfecta, es decir, haciéndose todo dependientes de Aquella que es la Medianera de todas las Gracias, la Virgen Inmaculada.

 

Concierto Navideño de los Heraldos del Evangelio

No se pierda el Concierto Navideño de los Heraldos del Evangelio, el 1º de diciembre en el Sheraton Presidente a las 5:00pm

Las entradas se pueden adquirir en Almacenes Siman, librería Mater et Magistra, librería San Pablo, librería Magnificat o en la casa de los Heraldos del Evangelio, Lomas de San Francisco, calle 2 casa 33. tel. 2273 1877

Una Mañana con María en San Pedro Masahuat

El domingo 3 de noviembre, los Heraldos del Evangelio en conjunto con la parroquia San Pedro de Masahuat, diócesis de Zacatecoluca, departamento de La Paz, se llevó a cabo una “Mañana con María”. El evento comenzó con una procesión, desde la entrada de la ciudad hasta la parroquia, con la imagen del Inmaculado Corazón de María, que era esperada por el Párroco, el P. Juan Fernando Echaverría y junto con él una multitud de fervorosos fieles.  También tuvieron una participación toda especial el Apostolado del Oratorio de las diversas comunidades de la parroquia. La procesión fue acompañada por la banda constituida por los jóvenes de la parroquia, que animaban la peregrinación con sus toques entre misterio y misterio del Santo Rosario.

Al llegar al templo la imagen peregrina entró en triunfo hasta el altar donde fue solemnemente coronada como reina de todos los corazones de los fieles de San Pedro Masahuat.

El P. Juan Fernando dio unas palabras de bienvenida a Nuestra Señora y quiso que la imagen se pasease por las naves de la iglesia para así los feligreses poder venerar mejor a tan augusta Madre, al término de la cual fue llevada a un hermoso altar preparado para la ocasión.

A seguir de siguió una charla sobre la importancia del mensaje de la Virgen de Fátima en Portugal, mostrando como lo que dijo Nuestra Señora a los pastorcitos, hace 96, años continúa siendo de mucha actualidad. Se recalcó el valor del  rezo del Rosario, de la conversión y de la penitencia.

Para ilustrar la charla, a seguir se puso en escena la parábola del Hijo pródigo, que fue seguida con mucha atención por los asistentes.

La “Mañana con María” fue coronada con broche de oro con la Solemne Misa de clausura celebrada por el P. Javier Pérez, EP., y con-celebrada por el P. Juan Fernando,dentro de la celebración, después de la homilía, los Coordinadores del Apostolado del Oratorio, pudieron recibir el pin y las capas distintivas de su apostolado y también el P. Juan Fernando le obsequió al P. Javier una hermosa casulla. Al finalizar la misa la feligresía pudo acercarse a la imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María, para besar sus pies y pedirle gracias espirituales y materiales.

Peregrinación a Chalatenango

Con motivo del 96º aniversario de la última aparición de la Virgen de Fátima, los Heraldos del Evangelio en conjunto con la Diócesis de Chalatenango, El Salvador, promovieron una peregrinación de la imagen del Inmaculado Corazón de María de Fátima  a la Ciudad de Chalatenango. El acto comenzó con una procesión con la Imagen, acompañada por  medio millar de fieles, que terminó en la Catedral dedicada a San Juan Bautista, donde fue recibida por Mons. Luis Morao Andreazza, OFM. Obispo de Chalatenango, Mons. Marco Tulio León, párroco de la Catedral y una multitud de devotos llenos de entusiasmo y entre aplausos. La imagen fue solemnemente coronada por el Obispo de Chalatenango como reina de todos los corazones de los presentes y de toda la Diócesis, y a seguir se celebró la Santa Misa. La imagen visitó, por la tarde, inúmeros hogares y la Peregrinación finalizó con una Misa de clausura y una emotiva procesión de velas dentro de la Catedral.

La Confesión, Medicina para el alma

En cierta ocasión, hace algunos siglos atrás, un personaje renombrado, contrario a las prácticas de piedad propias de la Iglesia, conversando con el anciano párroco de su ciudad, se burlaba de la confesión diciendo: Padre, yo no me confieso por la simple razón que no cometo pecados. El sacerdote, acostumbrado a este argumento en los largos años que llevaba ejerciendo su ministerio le respondió: siento pena por usted señor, pues, es verdad que existen personas que no pecan, pero yo conozco sólo dos tipos: aquellos que todavía no llegaron al uso de la razón, y aquellos que la perdieron.

Frente a esta respuesta ingeniosa del anciano párroco, creemos no tener necesidad de tratar en este artículo de si es propio del ser humano pecar, pues es evidente que cada uno de nosotros ha experimentado en algún momento el remordimiento o peso de conciencia por no haber hecho lo que debía en alguna circunstancia de la vida. Equivocarse es algo propio a nuestra naturaleza caída. Al abrir los ojos a la luz de la razón, el hombre se enfrenta a la toma de decisiones, que al no ser siempre bien resueltas, hacen experimentar el peso del error, del pecado.

Ahora, cuando nuestro alto personaje decía al sacerdote que él no cometía pecados, pensamos que de alguna manera su objeción más profunda no era tanto acerca del pecado en sí, sino más bien a la necesidad de ser confesados a alguien para ser perdonados.

¿por qué debo contarle a un hombre tan pecador como yo las cosas de mi intimidad? ¿Acaso no puedo reconciliarme con Dios directamente, en lo íntimo de mi corazón?

La confesión oral como condición relativa

Podría cuestionarse como las personas, que por diversas razones no pueden expresarse oralmente ante un confesor pueden beneficiarse del sacramento. Debemos decir que esto ya ha sido respondido por diversos teólogos, quienes apoyándose en el magisterio, concluyen ser esta una concesión de la Iglesia “que no debe entenderse de modo absoluto y material, sino relativo y formal (modo humano), según las condiciones físicas y morales del sujeto [Cfr. Dionisio Borobio. El sacramento de la Reconciliación Penitencial. Ed. Sígueme, Salamanca, 2006. , 307]. Entretanto, no se trata de que cada individuo determine si está en condiciones o no de confesarse oralmente, sino que existen una serie de concesiones a quienes particularmente están impedidos (como es el caso de los sordomudos por citar uno de tantos otros ejemplos).

En condiciones normales, la Iglesia es bien clara cuando afirma: “la confesión individual e integra y la absolución constituyen el único modo ordinario con el que un fiel consciente de que está en pecado grave se reconcilia con Dios y con la Iglesia” (Juan Pablo II. Carta apostólica Misericordia Dei, 1.a.).

Esta obligación no la pone la Iglesia porque quiere entrometerse y dirigir la vida de sus seguidores, sino que como madre quiere responder a una necesidad vital del hombre. ¿Cuál es esa necesidad? Es la que veremos a continuación.

La confesión oral y su implicancia antropológica

El hombre, constituido de cuerpo y alma, necesita por su naturaleza liberarse de alguna manera material de aquello que lo atormenta en su interioridad. Esto es algo que se  puede ver como una expresión en las más variadas costumbres culturales, donde los ‘ritos de expiación’ en los pueblos antiguos cuando se había generado un estado de enemistad entre la comunidad y la divinidad. Si se cometía una falta, el dios del clan era aplacado por la confesión del propio pecado, seguida de una ofrenda a los difuntos, que expiaba la ofensa. De ahí que, desde la perspectiva de la antropología cultural, la confesión era, ante todo, una actitud humana liberadora. Confesar el pecado quería decir separarse, sacar fuera de uno mismo aquello que causaba el mal que se padecía (Cfr. Félix M. Arocena, Scripta Theologica sep-dic2009, Vol. 41 Issue 3, p745-783).

En la Iglesia, esta actitud liberadora se completa agregando el bálsamo regenerador de los efectos de la preciosa sangre derramada por Jesús en el Calvario, que con la absolución proferida por los labios del sacerdote borra la culpa de la ofensa. Pero para esto, repetimos, en los casos normales es necesaria esa declaración oral e individual.

Tribunal de misericordia: carácter medicinal de la confesión

“La confesión es un acto por el que se descubre la enfermedad oculta con la esperanza del perdón” (Tomás de Aquino,SummaTheológicaSuppl., q. VII, a. 1 co). Santo Tomás nos muestra aquí un aspecto de la confesión oral que junto con el aspecto judicial, pastoral y paternal del sacramento de la penitencia completa esta necesidad de confesarse: el carácter medicinal del sacramento. El pecador cuando peca se asemeja al enfermo con su enfermedad. Para el sacerdote, ministro del perdón, al igual que el médico, le es imposible recetar la medicina adecuada si el paciente no revela los síntomas de su enfermedad. San Jerónimo decía que si el enfermo se avergüenza de descubrir la llaga al médico, difícilmente este lo podrá curar, pues ‘la medicina no cura lo que ignora’.

Así también se refiere el magisterio de la Iglesia a este aspecto del sacramento: “Tribunal de misericordia o lugar de curación espiritual; bajo ambos aspectos el Sacramento exige un conocimiento de lo íntimo del pecador para poder juzgarlo y absolver, para asistirlo y curarlo. Y precisamente por esto el Sacramento implica, por parte del penitente, la acusación sincera y completa de los pecados, que tiene por tanto una razón de ser inspirada no sólo por objetivos ascéticos (como el ejercicio de la humildad y de la mortificación), sino inherente a la naturaleza misma del Sacramento”[Juan Pablo II. Exhortación apostólica Reconciliatio et Poenitentiae. 31, II].

 

 

La confesión regular, para el progreso espiritual

Ya que estamos analizando la confesión oral en su carácter medicinal, no podemos dejar de mencionar algo sobre el beneficio que esta nos trae cuando es regular.

De la misma manera que catalogaríamos de negligente aquel que sólo acude al médico cuando está en un estado avanzado de enfermedad, al borde de la muerte, así también podríamos pensar de aquellos que pretenden acercarse a la confesionario sólo cuando estén en una situación de pecado mortal, ya habiendo perdido la amistad con Dios.

“La cualidad terapéutica de la Penitencia recomienda también el recurso al sacramento para los pecados veniales, justificado por la experiencia multisecular de la Iglesia como cauce idóneo para intensificar la conversión permanente del cristiano (CCE 1458). El bautizado que confiesa sus faltas y pecados veniales de forma asidua recibe de modo personal y, desde el discernimiento del ministro, el aliento oportuno que purifica y enciende una vida cristiana que no ha conocido quiebra” [Félix M. Arocena, ScriptaTheologica sep-dic2009, Vol. 41 Issue 3, p745-783.14]. : “Sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecados veniales, sin embargo, se recomienda vivamente por la Iglesia (Cf. Cc. de Trento: DS 1680; ?CIC 988,2). En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a progresar en la vida del Espíritu” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1458. Ed. San Pablo, Bogotá (2000), 500)

Fuente: Gaudium Press